Enrique IV de Castilla, más conocido como el Rey Impotente, fue el rey de Castilla desde 1454 hasta su muerte en 1474. Su sucesor fue el hijo de Enrique IV, Juan II de Castilla. Juan II fue el hijo de la primera esposa de Enrique IV, Juana Enríquez, y fue el primero en suceder a su padre tras la abdicación forzada de éste. Juan II fue coronado como Rey de Castilla a principios de 1458, y su reinado se caracterizó por la estabilidad política que logró tras el caótico reinado de su padre. Durante su reinado, Juan II acabó con el dominio de los grandes nobles y puso fin a la guerra civil que había caracterizado el reinado de Enrique IV. Además, Juan II logró un gran éxito en la expansión de los territorios de Castilla, incorporando a su reino los territorios de Granada, Navarra, Murcia y Valencia.
Durante el reinado de Juan II, el poder de la corona fue aumentando, lo que permitió una mayor unificación e integración del reino. Se aprobaron nuevas leyes, como la ley de sucesión, que permitió la continuidad de la Casa de Trastámara tras su muerte. También se establecieron varias instituciones para el gobierno, como el Consejo Real, el Tribunal de Justicia y el Tribunal de Cuentas.
Juan II fue uno de los reyes más influyentes de la historia de España, y su reinado marcó el comienzo de la Edad de Oro de la Corona de Castilla. Su gobierno se caracterizó por la estabilidad política y el aumento del poder de la corona, lo que permitió una mayor unificación del reino. A su muerte, en 1479, fue sucedido por su hijo, el Rey Fernando II de Aragón.
Enrique IV de Castilla, también conocido como Enrique el Impotente, fue el Rey de Castilla de 1454 a 1474. La muerte de Enrique IV puso fin a la dinastía Trastámara al no haber tenido hijos. Se pensaba que el trono pasaría a su hermana Isabel, pero su hermanastro, el Infante Alfonso, reclamó el trono para sí mismo en su nombre y el de su hermana Juana.
Alfonso XII fue el rey resultante de la Guerra de Sucesión Castellana y sucedió a Enrique IV en 1474. Era hijo del Infante Juan de Aragón y de Juana Enríquez, una noble castellana. Después de la muerte de Enrique IV, se declaró rey de Castilla y León, y más tarde de Aragón, Valencia, Mallorca, Sicilia, Cerdeña, Navarra, Murcia y Granada.
Durante su reinado, Alfonso XII logró unificar los reinos peninsulares y acabar con la anarquía política que había existido durante la Guerra de Sucesión. Esto se logró mediante la creación de una nueva monarquía, el "Reino de España". Además, también fundó la Casa de la Contratación de las Indias Occidentales, que se encargaba de regular el comercio entre España y América.
Fue un monarca muy popular entre los españoles y se le considera uno de los mejores reyes de la Historia de España. Murió en 1479, a la edad de 28 años, sin dejar un sucesor inmediato. Su hermano, Fernando el Católico, le sucedió en el trono y siguió los pasos de su hermano, unificando el Reino de España.
La guerra civil castellana que estalló en la segunda mitad del siglo XV fue un conflicto entre los partidarios de los reyes de Castilla y los de la nobleza. El origen de la guerra se remonta a la presión ejercida por los nobles para recuperar el poder que habían perdido desde la subida al trono de los Reyes Católicos. Esta presión provocó una respuesta dura por parte de los monarcas, que desencadenó un largo conflicto que se extendió durante diez años.
Los principales grupos enfrentados en esta guerra fueron los partidarios del rey y los llamados comuneros, que eran los seguidores de los nobles. Estos últimos reivindicaban la restauración de los privilegios medievales y la devolución del control político a los señores feudales. Los partidarios del rey defendían los intereses reales y el establecimiento de los nuevos principios de gobierno establecidos por los Reyes Católicos.
Durante el conflicto se produjeron varias batallas entre los dos bandos. La principal de ellas fue la batalla de Villalar, en la que los comuneros fueron derrotados. Esta derrota marcó el final de la guerra y supuso el triunfo de los partidarios de los reyes de Castilla. Aunque la guerra civil castellana tuvo un gran impacto en el país, los reyes no consiguieron restaurar el control total hasta el siglo XVI.
En conclusión, los principales protagonistas de la guerra civil castellana que estalló en la segunda mitad del siglo XV fueron los partidarios de los reyes de Castilla y los de los nobles, los comuneros. Los resultados de la guerra marcaron el fin de los privilegios medievales y la consolidación del poder real. La batalla clave fue la de Villalar, que marcó el final del conflicto.
Alfonso X de Castilla, conocido como el Sabio, fue uno de los monarcas más importantes de la historia de España. Nació en 1221 y gobernó el reino de Castilla durante casi todo el siglo XIII. Fue un gran aliado de la iglesia, un gran reformador de la economía y un gran impulsor de la cultura. Sin embargo, su reinado fue interrumpido de forma prematura, ya que murió en 1284, a los 63 años de edad.
Su muerte siempre ha sido un misterio. La mayoría de los historiadores creen que fue envenenado por sus enemigos políticos. Uno de sus principales enemigos era su hermano, Sancho IV, quien se oponía a sus políticas y deseaba tener el poder para sí mismo. También hubo otros personajes interesados, como el rey de Aragón, el obispo de Toledo y el conde de Castilla.
Algunos historiadores creen que Alfonso fue envenenado con una mezcla de hierbas para provocarle una enfermedad que le hiciera perder el juicio y el control del reino. Esta teoría fue refutada por otros, que creen que fue envenenado con una mezcla de mercurio y arsénico. Esta última teoría es la más popular, aunque no hay pruebas concretas para apoyarla.
Sea como sea, Alfonso de Castilla murió de forma prematura y nunca se descubrió quién fue el responsable. Su muerte fue una gran pérdida para el reino de Castilla, ya que fue uno de los grandes reyes de la historia española. Su legado sigue siendo uno de los más importantes de la historia de España.
Tras la muerte del Rey Enrique IV de Castilla en el año 1474, comenzaron unos años de intrigas y luchas por el poder. Su hija y heredera, Isabel, había sido nombrada reina, pero su tío, el Rey Alfonso de Aragón, reclamaba el trono para sí. Esto provocó una situación de crisis política.
A lo largo de los años siguientes a la muerte de Enrique IV, Castilla vivió una guerra civil entre los partidarios de Isabel y los de Alfonso. Esta guerra duró hasta el año 1479, cuando Isabel de Castilla y Alfonso de Aragón se comprometieron y se casaron. Con esto, Isabel logró salir victoriosa y unificar Castilla.
La unificación de Castilla fue un proceso de larga duración que comenzó con la muerte de Enrique IV. Isabel de Castilla y Alfonso de Aragón unificaron sus reinos, estableciendo el poder de la Corona española y la creación de una nueva monarquía. Esta nueva monarquía se mantuvo hasta el siglo XX.
La historia de Castilla después de la muerte de Enrique IV fue una de intrigas, luchas por el poder y guerra civil. Sin embargo, gracias a la habilidad política de Isabel de Castilla y Alfonso de Aragón, fue posible la unificación de sus reinos, lo que dio origen a la Corona española, que duró hasta el siglo XX.