La Guerra de los dos Pedrós fue un conflicto bélico que tuvo lugar en la península ibérica durante el siglo XIV, y que enfrentó a Portugal y Castilla. Este conflicto se originó a partir de la sucesión del trono castellano, tras el fallecimiento del rey Alfonso XI.
La Primera Batalla de Aljubarrota fue decisiva para el resultado final de la contienda, ya que en ella el ejército portugués, liderado por Juan I, derrotó al castellano, dirigido por Pedro I. Esta victoria significó un cambio radical en el curso de la guerra, y permitió la consolidación del reino portugués.
A pesar de las derrotas cosechadas por Pedro I, el monarca castellano no se resignó y continuó luchando por el trono. La llegada al poder de Enrique II en Castilla, y la muerte de Pedro I en la Batalla de Montiel, no detuvieron la contienda, que se prolongó hasta 1385, fecha en la que Juan I derrotó definitivamente a Castilla en la Batalla de Aljubarrota.
La Guerra de los dos Pedrós dejó como resultado la consolidación del reino portugués, que se convirtió en una potencia marítima de primer orden, y la debilidad de Castilla, que tardó varios siglos en recuperarse de las consecuencias del conflicto.