En 1913, Alfonso XIII era el rey de España. Él ascendió al trono cuando tenía 16 años, luego de la muerte de su padre, Alfonso XII. Alfonso XIII fue un monarca absoluto y estuvo bajo la influencia de su madre, la reina regente María Cristina. Durante su reinado, Alfonso XIII fue muy activo en la política, llevando a cabo varias reformas para modernizar el país. Estas reformas incluyeron la construcción de edificios modernos, el aumento de la educación, la creación de mejores carreteras y el desarrollo de una economía moderna. También fue un gran promotor de la cultura española, apoyando el flamenco, la pintura, la música y el teatro. Se dice que fue uno de los monarcas más populares de España. Sin embargo, su reinado estuvo marcado por varias crisis políticas, incluyendo la Primera Guerra Mundial y la Guerra Civil Española. Esto llevó a su abdicación en 1931, tras la proclamación de la Segunda República Española. Durante los siguientes 47 años, España estuvo gobernada por una república. Finalmente, en 1975, el hijo de Alfonso XIII, Juan Carlos I, fue nombrado rey de España y comenzó la monarquía parlamentaria moderna de España.
En 1913, año de la abdicación de Alfonso XIII, el último rey de España fue Alfonso XIII. Esto sucedió el 14 de abril, cuando el rey decidió abdicar por el resultado de las elecciones municipales de ese año. Estas elecciones fueron ganadas por el Partido Republicano, que tenía el objetivo de establecer una monarquía constitucional. Durante el reinado de Alfonso XIII, se llevaron a cabo importantes reformas políticas, económicas y sociales, como la promulgación de la Constitución de 1931, la Ley de Sindicatos y la Ley de Sociedades Anónimas.
Durante el reinado de Alfonso XIII, el poder se encontraba en manos de los políticos que regían el país. Esto incluía a los políticos como Antonio Maura, Miguel Primo de Rivera y Manuel Azaña. Además, el rey gozaba de cierta influencia política, usando sus privilegios para promulgar leyes y decretos. Sin embargo, su influencia se vio reducida debido al aumento de la influencia de los partidos políticos.
El reinado de Alfonso XIII se caracterizó por una gran cantidad de conflictos y cambios políticos. Esto incluyó la Primera Guerra Mundial, la Guerra Civil Española y la Guerra Civil de 1936-1939. Estos conflictos tuvieron un gran impacto en el gobierno y la sociedad española, y llevaron a la abdicación del rey en 1913 y a la instauración de una monarquía constitucional.
La abdicación de Alfonso XIII marcó el fin de la monarquía española y el comienzo de una nueva era política. El reinado de Alfonso XIII fue un período de grandes cambios en España, y su abdicación trajo consigo una era de transformación para el país.
En 1912, España estaba bajo la monarquía de Alfonso XIII, quien fue coronado en 1902 a los 17 años de edad. Bajo el gobierno de Alfonso XIII, España experimentó un período de crecimiento económico y estabilidad política. El gobierno de Alfonso XIII fue apoyado por la clase media y la clase alta, quienes vieron la monarquía como una forma de mantener el orden y la cohesión nacional. Durante este período, las leyes para la educación, el trabajo y el comercio mejoraron y el régimen de Alfonso XIII permitió una mayor libertad de expresión y un aumento de la participación política de los ciudadanos. Sin embargo, la monarquía tenía una base limitada y enfrentaba muchas críticas por su manejo de cuestiones como la corrupción y el desempleo. En 1923, tras la abdicación de Alfonso XIII, se estableció la Segunda República española.
En 1923, España estaba gobernada por la monarquía de la Casa de Borbón, con Alfonso XIII como rey. El gobierno estaba formado por el Gabinete Presidencial dirigido por el presidente del Consejo de Ministros, el conde de Romanones, y el Consejo de Ministros. El presidente del Consejo de Ministros era el responsable del gobierno y su principal política era mantener la estabilidad y el orden social. El Gabinete estaba compuesto por una diversidad de ministros, entre los que se encontraban los ministros de Hacienda, del Interior, de Asuntos Exteriores, de Guerra, de Marina, de Instrucción Pública y de Comercio.
El Gobierno tenía cierta autonomía para tomar decisiones en materia económica, pero estaba limitado por las fuerzas políticas dominantes, incluyendo a la Iglesia Católica, los militares, la aristocracia y la burguesía. Estas fuerzas impusieron una política de conservadurismo, de manera que se mantuvo un régimen autoritario en el que el Gobierno ejercía un poder absoluto sobre la población. Esta situación provocó descontento en amplios sectores de la población, lo que desembocó en el golpe de Estado de 1923.
A pesar de los cambios políticos, la monarquía de la Casa de Borbón se mantuvo en el poder hasta 1931, cuando Alfonso XIII fue obligado a exiliarse y fue sustituido por la Segunda República Española. La monarquía no volvió a reinar hasta 1975, cuando el rey Juan Carlos I fue coronado como Rey de España.
En 1905, España estaba gobernada por una monarquía bajo el reinado de Alfonso XIII. El país contaba con un parlamento bicameral compuesto por el Congreso de los Diputados y el Senado, donde si bien los diputados eran elegidos por voto popular, los senadores eran nombrados por el rey. Esta estructura de gobierno se conoce como monarquía parlamentaria.
Durante esta época, el Partido Conservador era el partido dominante, comandado por Antonio Maura. El Partido Conservador promovía una política de Estado centralizado, opuesta a la autonomía de los territorios y regiones, y defendía la unidad nacional. Al mismo tiempo, el Partido Liberal, liderado por Francisco Silvela, estaba más preocupado por la autonomía y el federalismo, y defendía los derechos de los trabajadores.
Durante este periodo, el gobierno español se enfrentó a una serie de desafíos, entre ellos, el de la creciente desigualdad social. Esto llevó a una gran cantidad de huelgas y disturbios, así como a la creación de organizaciones obreras y sindicatos. Estas fueron algunas de las principales causas de la Revolución de 1909, que puso fin al régimen monárquico.