En 1412, España estaba bajo el reinado de los Reyes Católicos, Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón. Para entonces, el poder real estaba disminuyendo en el país, ya que los señores feudales poseían una gran influencia. Estos señores feudales se habían ganado un gran poder a través de la conquista de tierras y la acumulación de riquezas.
Los Reyes Católicos, como se les conoce también, intentaron unificar el país mediante la unificación de los reinos de Castilla y Aragón, así como la conquista de nuevos territorios. Esto les ayudó a fortalecer el control real sobre el país, y a restablecer la ley y el orden. Gracias a esto, el poder real fue gradualmente restaurado.
Además, Isabel I y Fernando II también establecieron una serie de leyes para regular la administración del país. Estas leyes incluyeron la prohibición de la imposición de impuestos excesivos, así como la establecimiento de un sistema de justicia. Esto ayudó a los Reyes Católicos a ganar el respeto y la lealtad de los súbditos.
Durante el reinado de los Reyes Católicos, España se convirtió en uno de los países más importantes en Europa. Este período también se caracterizó por el aumento de la prosperidad económica y el desarrollo de la cultura española. Por lo tanto, el reinado de los Reyes Católicos fue uno de los más destacados en la historia de España.
En 1416, Fernando I de Castilla y León reinaba en España. Era conocido como el Rey de los Reyes y el Monarca Católico. Era el hijo de Juan I de Castilla y León, quien había obtenido el título de Rey de Castilla el año anterior. Fernando I unificó los reinos de Castilla y León en 1412 y fue coronado Rey de Castilla y León en 1414. Durante su reinado, consolidó su poder a través de la conquista de tierras, entablando guerras y alianzas con otros reinos europeos. Esto le permitió aumentar su influencia en la región, expandir sus fronteras y establecer una monarquía fuerte en la península Ibérica. Además, fomentó el desarrollo de la cultura y de la economía, lo que contribuyó al auge de España como nación.
Durante el reinado de Fernando I, se estableció la Corte de Castilla, que se convirtió en la primera institución judicial española. Esta corte se encargaba de juzgar casos de lesa majestad, delitos de traición y otros asuntos relacionados con el derecho real. Durante el mismo periodo, se desarrollaron importantes cambios legislativos que beneficiaron a la población y a la economía. Esto contribuyó al aumento del poder económico y político de España. Además, el rey Fernando I promulgó una ley que establecía las bases de la sucesión real. Esta ley fue una de las primeras en regular la sucesión al trono español.
Fernando I fue uno de los principales impulsores del proceso de unificación de España bajo un solo gobierno. A lo largo de su reinado, luchó por consolidar la unidad de Castilla y León, lo que contribuyó a la creación de un estado nacional español. Murió en 1416, con su hijo Juan II de Castilla y León como su sucesor. El legado de Fernando I de Castilla y León fue fundamental para el desarrollo de la nación española.
En 1390, Fernando I de Castilla había sido el último rey de Castilla, y su hijo, Juan I el primero de los reyes católicos. Durante su reinado, el territorio de Castilla se expandió a través de la incorporación de los reinos de Navarra, León, Galicia y Murcia. El reino de Castilla se convirtió así en la mayor potencia política de la Península Ibérica, y los reyes de Castilla se autoproclamaron "reyes de España".
A principios del siglo XV, el reino de Castilla absorbió los territorios del reino de Aragón. El matrimonio entre los monarcas Fernando II de Aragón y Isabel I de Castilla dio lugar a la unión de los reinos de Castilla y Aragón en un solo estado, llamado "España". Esta unión marcó el inicio de una nueva era de poder e influencia para los monarcas españoles, que se convirtieron en los gobernantes de un vasto imperio que abarcaba los territorios de la Península Ibérica.
En 1390, Juan I de Castilla y Fernando I de Aragón eran los soberanos de los dos reinos unidos. El matrimonio de sus hijos, Isabel y Fernando, reforzó la unión de los dos reinos y los monarcas españoles gobernaron juntos hasta el final de la Edad Media.
Castilla fue uno de los reinos más antiguos de la Península Ibérica, formado en el siglo IX. La dinastía que gobernó el reino durante sus primeros años fue la Casa de Álava, con Sancho Garcés I como el primer rey de Castilla.
Sancho Garcés I fue el primer monarca de Castilla y también el primer monarca de la Casa de Álava que gobernó durante casi 50 años. Se le conoce como el "rey de los españoles". Fue un rey fuerte y poderoso, que expandió el territorio de Castilla a través de la conquista de nuevos municipios.
Durante el reinado de Sancho Garcés I, el rey conquistó la provincia de León, así como numerosos castillos y ciudades. El rey fue asesinado en 842, dejando a su hermano Ramiro I como el nuevo monarca de Castilla.
Ramiro I fue uno de los reyes más importantes de Castilla. Estableció el reino como uno de los más poderosos de la Península Ibérica y su dinastía gobernó durante más de 200 años.
En conclusión, el primer rey de Castilla fue Sancho Garcés I, quien fue el monarca de la Casa de Álava y el primero de una larga dinastía, que gobernó el reino durante casi dos siglos.