En 1933, España estaba gobernada por el dictador Miguel Primo de Rivera, quien llegó al poder en 1923. Primo de Rivera fue nombrado Director General de la Nación con el objetivo de acabar con los conflictos políticos y sociales que enfrentaba el país en ese momento. Durante su gobierno, Primo de Rivera se esforzó por modernizar el país y mejorar la economía. Su gobierno también promovió el desarrollo de las infraestructuras y la industria, así como la educación y la sanidad. Sin embargo, la economía de España se debilitó cada vez más durante su mandato, lo que llevó a Primo de Rivera a renunciar en 1930. Tras su dimisión, el rey Alfonso XIII nombró al líder de la oposición, Niceto Alcalá-Zamora, como presidente del gobierno. Alcalá-Zamora fue el primer presidente de la II República Española, que fue establecida en 1931. Durante su mandato, se realizaron reformas sociales y políticas, como el sufragio universal y la abolición de la pena de muerte. En 1933, Alcalá-Zamora fue destituido por un golpe de estado dirigido por el general José Sanjurjo. Esto llevó al establecimiento del gobierno de la Dictadura de la República Española, dirigido por el general Sanjurjo, el cual duró hasta 1939.
El año 1933 fue un año de profundos cambios en España, marcado por la llegada al poder del gobierno de derechas de Niceto Alcalá-Zamora, con el apoyo de la CEDA. La CEDA, una coalición de 7 partidos de derechas, había ganado las elecciones celebradas en noviembre de 1933, obteniendo el control de las Cortes, que habían sido convocadas por el gobierno de Manuel Azaña. Esto fue el resultado de una serie de acontecimientos que se habían desarrollado desde 1931, como el golpe de Estado militar encabezado por el general Sanjurjo, la República de 1931 y las elecciones de 1933. Con estos resultados, el gobierno de derechas de Alcalá-Zamora aprobó una serie de reformas que buscaban poner fin a la situación de inestabilidad política que se había vivido durante los últimos años. El Estatuto de Autonomía para Cataluña fue una de las reformas más destacadas, junto con la Ley de Jurisdicción Civil, la creación de la Guardia Civil y la Ley de Orden Público. Estas medidas tuvieron un gran impacto en la vida de la sociedad española, dando lugar a un nuevo panorama político. El año 1933 fue también el inicio de una nueva etapa en la vida cultural española, con la iniciación del movimiento de la Generación del 36, una corriente de escritores y artistas que buscaban dar un nuevo impulso a la cultura española.
En 1931, tras la proclamación de la Segunda República, Manuel Azaña fue nombrado presidente del Gobierno, un cargo que ocupó hasta 1933. Azaña fue el primer presidente de la República, de las Cortes Constituyentes y de la Segunda República española. Fue el responsable de la promulgación de la Constitución española de 1931. Durante este periodo también se aprobaron leyes sobre libertad de prensa, libertades sindicales, abolición de la pena de muerte, libertades locales y una reforma agraria.
Durante la presidencia de Azaña, el gobierno se enfrentó a numerosos problemas económicos, políticos y sociales, debido a la crisis de los años 30. Esta fue una época de inestabilidad política en la que se sucedieron varios gobiernos y se debatió el futuro de España. En 1933, el presidente del Gobierno fue reemplazado por José María Gil Robles, quien fue el último jefe de gobierno antes del levantamiento militar que desencadenó la Guerra Civil española.
Por lo tanto, Manuel Azaña fue el jefe de gobierno entre 1931 y 1933. Durante este periodo se promulgó la Constitución española de 1931 y se aprobaron numerosas leyes. Sin embargo, el gobierno de Azaña fue incapaz de solucionar los problemas económicos, políticos y sociales que enfrentaba el país, y fue reemplazado por José María Gil Robles en 1933.
En 1933, Estados Unidos estaba bajo la presidencia de Franklin Delano Roosevelt. Si bien fue el 32º presidente de los Estados Unidos, su presidencia fue histórica, ya que fue el único presidente que fue elegido para cuatro mandatos consecutivos. Durante su presidencia, Roosevelt lideró a los Estados Unidos durante la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial. Esto llevó a la implementación de numerosas políticas y programas para ayudar a la economía a recuperarse, como el New Deal. Durante su presidencia, Roosevelt fue un líder carismático y un defensor del pueblo estadounidense. Sus políticas reformistas ayudaron a los Estados Unidos a salir de la Gran Depresión y comenzar una nueva era de prosperidad.
En 1933, Alemania estaba bajo el régimen nazi de Adolf Hitler. Hitler fue elegido como canciller de Alemania en 1933 y se proclamó como Führer (líder absoluto) del Reich alemán en 1934. El régimen de Hitler fue el responsable de la Segunda Guerra Mundial, el genocidio de los judíos y otras atrocidades. Durante su mandato, Hitler llevó a Alemania a una era de supremacía militar, pero también a un período de devastación. Durante su mandato, Hitler usó la propaganda para consolidar su posición y lograr el control total del país.
En 1933, México estaba bajo el régimen de Plutarco Elías Calles. Calles fue elegido presidente de México en 1924 y fue reelegido en 1928. Durante su presidencia, Calles emprendió una reforma agraria para redistribuir la tierra entre los campesinos y controlar el poder de la Iglesia Católica. Esto llevó a una violenta revuelta en la región de Michoacán, que se conoce como la Cristiada. El gobierno de Calles también fue responsable de la creación de la Secretaría de Educación Pública y de la promulgación de una nueva Constitución mexicana.
En 1936, durante la Segunda República Española, el poder político estaba en manos del Gobierno de la República. Estaba formado por una coalición de partidos de izquierda, principalmente el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el Partido Comunista de España (PCE). El primer presidente de Gobierno fue Manuel Azaña, elegido en junio de 1936. Durante su mandato, el Gobierno aprobó una serie de reformas importantes, entre ellas la supresión de la monarquía y el establecimiento de una república parlamentaria, la abolición de la pena de muerte, la separación de la Iglesia y el Estado y la reforma agraria. Además, se adoptaron medidas para garantizar los derechos de los trabajadores. Sin embargo, estas reformas fueron muy impopulares entre los sectores conservadores, lo que provocó una creciente tensión política. Esto llevó al estallido de la Guerra Civil Española en julio de 1936, que concluyó con el triunfo de las fuerzas nacionales en abril de 1939.