Antes de la Guerra Civil española y el auge del régimen de Francisco Franco, el régimen político en España era una monarquía parlamentaria. La Monarquía Española fue un sistema político que se mantuvo entre los años 1875 y 1931, liderado por los reyes Alfonso XII, Alfonso XIII y Alfonso XIV. Durante este período, el monarca ejercía el poder absoluto, pero tomaba decisiones de acuerdo con los consejos de los ministros elegidos por el parlamento.
Durante la Monarquía Española, el monarca español nombraba a los ministros del gabinete, quienes a su vez se encargaban de ejecutar las leyes y los acuerdos aprobados por el parlamento. Esto significaba que el rey tenía un poder limitado, ya que sus decisiones y acciones estaban sujetas a la aprobación del parlamento. Esta era una democracia parlamentaria, en la que el papel del gobierno era una figura secundaria, dejando el control de la política en manos de la cámara de diputados.
Durante el reinado de Alfonso XIII, los partidos políticos principales eran el Partido Conservador, el Partido Liberal y el Partido Radical. Estos partidos políticos se disputaban el poder entre sí, luchando por la aprobación de sus políticas y la defensa de sus intereses. Estas disputas a menudo resultaban en un caos político, lo que provocó una grave crisis económica, social y política en España. Esta crisis y el ascenso de los movimientos radicales como el Frente Popular llevaron al colapso de la Monarquía Española en 1931 y la posterior dictadura de Francisco Franco.
Antes de la Guerra Civil española (1936-1939) el gobierno estaba en manos del régimen de la dictadura de Miguel Primo de Rivera. Primo de Rivera fue un militar que fue nombrado dictador el 13 de septiembre de 1923, con el consentimiento del rey Alfonso XIII, y gobernó como un dictador militar hasta su renuncia el 28 de enero de 1930. Durante su gobierno se llevaron a cabo reformas como la abolición de la pena de muerte, la creación de un sistema educativo nacional, la apertura de una universidad pública, la modernización de los ferrocarriles, la reforma agraria y la creación de una moderna red de carreteras. También estableció ciertas leyes restringiendo la libertad de expresión y la libertad de asociación, así como el establecimiento de una policía secreta para vigilar y perseguir a los opositores. La dictadura de Primo de Rivera duró hasta su renuncia en 1930, tras lo cual el rey Alfonso XIII fue obligado a abdicar en 1931 y proclamada la Segunda República. La Segunda República gobernó España hasta la Guerra Civil de 1936. Durante su gobierno, la Segunda República puso en marcha una serie de reformas sociales e intentó modernizar el país. Sin embargo, el gobierno estaba dividido y era bastante inestable, lo que condujo a la Guerra Civil.
En 1905, España estaba gobernada por una monarquía constitucional con el rey Alfonso XIII como jefe de Estado. El gabinete estaba liderado por el presidente del Consejo de Ministros, Antonio Maura, y era un gobierno de coalición de liberales, de derecha y de izquierda. El rey era el ejecutivo supremo de la nación, pero el gobierno era responsable de la dirección de la política interna y externa.
Durante este periodo, el gobierno español intentó modernizar la economía y la sociedad. Esto incluía la reforma agraria, la reforma educativa y el fortalecimiento de la industria. El gobierno también trató de mejorar la situación de los trabajadores, incluyendo la introducción de un salario mínimo. El gobierno también apoyó el desarrollo de nuevas infraestructuras, como carreteras y puertos, para mejorar la conectividad en España.
Durante este periodo, el gobierno también trató de mejorar las relaciones con otros países. Esto incluyó la firma de tratados de comercio con otros países europeos, como Francia y Alemania. El gobierno también trató de promover la cultura española en el extranjero, incluyendo el patrocinio de exposiciones artísticas. En 1905, España también estaba involucrada en la Guerra de Marruecos, con el objetivo de expandir sus fronteras.
En 1905, el gobierno español estaba ejerciendo una autoridad significativa en la política interna y externa. El gobierno estaba tratando de modernizar la economía y la sociedad y mejorar sus relaciones con otros países. El gobierno también estaba comprometido a promover las artes y la cultura, así como a expandir sus fronteras.
Tras la muerte de Franco en 1975 y la aprobación de la Constitución española de 1978, España empezó una transición hacia la democracia. La primera etapa de esta transición se caracterizó por la aprobación del primer Estado de las Autonomías y la formación de un Gobierno de coalición con una mayoría de partidos de izquierdas. El primer presidente de España bajo la democracia, tras el franquismo, fue Adolfo Suárez González. Fue elegido el 29 de junio de 1977, después de ser propuesto por el Rey Juan Carlos I. Durante su mandato, Suárez González se encargó de desarrollar y dar forma a los principios de la nueva constitución española y de reconocer las autonomías de las regiones españolas. También fue el responsable de la aprobación de la Ley Electoral, que permitió a los españoles elegir a sus representantes democráticamente. Suárez González abandonó el cargo el 29 de enero de 1981 y fue sustituido por Leopoldo Calvo Sotelo. Durante los años siguientes, el papel de Adolfo Suárez González fue clave para la consolidación de la democracia española y su legado sigue siendo alabado, a pesar de sus aciertos y errores.
En 1921, el régimen de monarquía parlamentaria estaba en vigor en España. La monarquía española era gobernada por Alfonso XIII, quien había subido al trono en 1886. Esta monarquía parlamentaria se caracterizaba porque el rey era el jefe de Estado, pero al mismo tiempo compartía el poder con un parlamento elegido democráticamente. El parlamento era el encargado de aprobar y hacer cumplir las leyes.
Durante el reinado de Alfonso XIII, el parlamento tenía una pluralidad de partidos. Algunos de los principales partidos políticos eran el Partido Liberal, el Partido Conservador, el Partido Republicano Liberal, el Partido Regionalista y el Partido Socialista. Aunque Alfonso XIII tenía el poder de nombrar y despedir al primer ministro, el parlamento era el encargado de elegir al primer ministro entre los diferentes partidos.
Finalmente, en 1923, una proclama republicana liderada por Miguel Primo de Rivera, en nombre de Alfonso XIII, derrocó la monarquía parlamentaria. Esto marcó el comienzo de una nueva era en la política española, que culminó en 1931 con la Proclamación de la Segunda República Española.