En 1930, España estaba bajo el gobierno de Miguel Primo de Rivera, quien había llegado al poder en 1923. Este fue un régimen conocido como el régimen dictatorial de Primo de Rivera, que duró hasta 1930. Durante este período, Primo de Rivera fue el jefe del gobierno y el dictador de España. Esto significaba que él tenía un gran poder y control sobre el gobierno y la economía del país.
Primo de Rivera fue nombrado capitán general de España por el rey Alfonso XIII en 1923. Él fue el primer ministro del gobierno y el dictador de España desde ese momento. Durante su gobierno, Primo de Rivera intentó modernizar España y hacer frente a los problemas sociales y económicos del país. Esto incluyó una serie de reformas económicas, sociales y educativas.
Primo de Rivera también impuso restricciones a la libertad de expresión y a la prensa, lo que provocó una gran oposición a su régimen. Finalmente, en 1930, Primo de Rivera renunció a su puesto como jefe del gobierno y fue reemplazado por el rey Alfonso XIII. Después de esto, el régimen de Primo de Rivera fue derrocado y España volvió a una monarquía constitucional.
En resumen, Miguel Primo de Rivera fue el gobernante de España desde 1923 hasta 1930. Su régimen fue conocido como el régimen dictatorial de Primo de Rivera. Durante su gobierno, intentó modernizar el país, pero también impuso limitaciones a la libertad de prensa y expresión, lo que provocó una gran oposición a su régimen. Finalmente, Primo de Rivera renunció a su cargo en 1930 y el rey Alfonso XIII asumió el gobierno de España.
En 1930, el rey de España era Alfonso XIII. Nació el 17 de mayo de 1886 en Madrid y murió el 28 de febrero de 1941 en Roma. Fue el tercer hijo del rey Alfonso XII de España y de su esposa María de las Mercedes de Orléans. El rey Alfonso XIII fue proclamado monarca en 1902, cuando contaba con 16 años. Durante su reinado, el país pasó por grandes transformaciones debido a la influencia del movimiento obrero y de la dictadura de Primo de Rivera. Después de la proclamación de la Segunda República Española en 1931, el rey se vio obligado a exiliarse y a renunciar al trono. Esto significó el fin de la Monarquía en España.
En 1929, España estaba gobernada por el Rey Alfonso XIII, al igual que la mayoría de los países europeos. En aquel momento, el país estaba establecido como una monarquía parlamentaria, lo que significa que el Rey era el jefe de Estado y tenía el poder de dictar leyes y promulgarlas. Sin embargo, el Rey debía contar con el apoyo de los diputados del Congreso de los Diputados para poder llevar a cabo sus deseos. Esto significa que, aunque el Rey tenía el poder último, él también tenía que trabajar dentro de los límites establecidos por el Parlamento. Esto significaba que el Parlamento tenía una influencia importante en la toma de decisiones gubernamentales.
Desde 1926 hasta el fin de la monarquía en 1931, el gobierno de España fue dirigido por una serie de presidentes del gobierno. El primer presidente fue Miguel Primo de Rivera, quien fue nombrado por el Rey para dirigir el país. Durante su mandato, Primo de Rivera intentó restaurar el orden en el país mediante la aplicación de la ley y el orden. Sin embargo, sus esfuerzos no funcionaron y en 1930 fue derrocado. El segundo presidente fue Niceto Alcalá-Zamora, quien fue elegido por el Parlamento. Durante su mandato, Alcalá-Zamora intentó restaurar la democracia en España, pero fue derrocado en 1931.
En 1931, tras el derrocamiento de Alcalá-Zamora, el Rey abdicó y el gobierno de España pasó a ser una república. Esto llevó a las elecciones generales de 1931, que fueron ganadas por el Partido Republicano. El presidente de la República de España fue Manuel Azaña, un republicano que fue elegido por el Parlamento y que gobernó hasta que fue derrocado por el golpe de Estado de 1936. Tras el golpe de Estado de 1936, el país fue gobernado por el general Francisco Franco hasta su muerte en 1975.
En 1927, España estaba oficialmente gobernada por una monarquía constitucional con el rey Alfonso XIII como Jefe de Estado. Durante el reinado de Alfonso XIII, la España de principios del siglo XX experimentó una serie de cambios importantes, tanto a nivel político como social. El gobierno se dividió en tres poderes principales: el ejecutivo, el legislativo y el judicial. El poder ejecutivo fue el encargado de llevar a cabo las decisiones políticas, el legislativo fue el encargado de promulgar leyes y el judicial se encargaba de aplicar la ley y resolver los conflictos. El rey era el encargado de supervisar los tres poderes y asegurar que estos cumplieran con sus funciones. El gabinete del rey estaba compuesto por distintos ministros que se encargaban de cada área de gobierno. El gabinete estaba presidido por el primer ministro, que era el responsable de llevar a cabo la política del gobierno. Además, el rey tenía el poder de nombrar y destituir a los ministros. El gobierno también contaba con un parlamento bicameral cuyo objetivo era el de discutir y aprobar las leyes y los presupuestos. El parlamento estaba compuesto por los diputados elegidos por el pueblo y los Senadores elegidos por el rey. En resumen, durante el reinado de Alfonso XIII, el gobierno de España estaba compuesto por una monarquía constitucional, un gabinete, un parlamento bicameral y un poder judicial. Estos poderes trabajaban juntos para garantizar que el país siguiera un curso de desarrollo y estabilidad.
En 1931 Alfonso XIII, el último rey de la Dinastía Borbón, se exilió de España. Debido a la Gran Depresión de 1929 y el aumento de la inestabilidad política en el país, Alfonso XIII vio la necesidad de renunciar a la monarquía y abdicar al trono para evitar una mayor crisis.
Alfonso XIII dejó España el 14 de abril de 1931, a bordo del vapor francés Juan March, rumbo a Roma. Algunos de sus partidarios más leales, así como miembros de la familia real, también lo acompañaron. Esto marcó el final de la Monarquía Española y el comienzo de la República Española.
Durante su exilio, Alfonso XIII aceptó el tratado de concordia de 1933, que permitía a los españoles elegir entre una monarquía restaurada o una república. Sin embargo, la república fue el resultado final de la votación y Alfonso XIII se vio obligado a permanecer fuera de España.
A pesar de esto, Alfonso XIII permaneció activo en la política española y se mantuvo en contacto con sus antiguos partidarios. Murió en 1941 sin haber vuelto a España, pero su legado ha sido el punto de partida para la monarquía actual de España, que comenzó con su hijo Juan Carlos I.