La Guerra Civil de Castilla fue una guerra que se desarrolló entre el año 1366 y el 1369, protagonizada por dos bandos. Por un lado, se encontraban los partidarios del rey Pedro I, el Cruel, y por el otro, los partidarios del infante Enrique de Trastámara. Esta guerra fue crucial para la historia de España, pues supuso una lucha por el poder entre los dos candidatos que se disputaban el trono de Castilla. Esta guerra se conoce también como la Guerra de los Dos Pedros.
Durante la guerra, ambos bandos tuvieron sus victorias y derrotas, pero al final fue el bando de Enrique de Trastámara el que se impuso. Este bando fue apoyado por Francia, y su victoria significó el ascenso al trono de Castilla de Enrique, quien pasó a ser conocido como Enrique II de Castilla. El bando de Enrique también contaba con el apoyo de varios señores y nobles, lo que le ayudó a lograr la victoria.
Tras la guerra, Castilla se vio sumida en una profunda crisis, ya que la lucha había provocado graves destrucciones en muchas partes del país. Además, los dos bandos habían cometido numerosos crímenes, lo que desencadenó un profundo descontento entre los castellanos. Enrique II trató de restaurar el orden, pero los efectos de la guerra todavía se notaban en Castilla.
En conclusión, fue el bando de Enrique de Trastámara el que ganó la guerra civil de Castilla. Esta victoria significó el ascenso al trono castellano de Enrique II, así como el inicio de una profunda crisis en el país que tardaría en superarse.
La última guerra civil en España fue conocida como Guerra Civil Española, sucedida entre el 17 de julio de 1936 y el 1 de abril de 1939, cuando el generalísimo Francisco Franco derrotó a los militares republicanos y a los nacionalistas vascos. Fue una guerra civil dentro de una contienda que involucró a España y a muchas de sus colonias africanas.
La causa de esta guerra fue el enfrentamiento entre los partidos de izquierda, los republicanos, y los partidos de derecha, los nacionalistas. Esta división política llevó a una lucha armada que se desarrolló en distintas partes de España.
Aunque muchos líderes lideraron esta guerra, el principal fue el generalísimo Francisco Franco. Franco fue un militar y político español que se alió con el Ejército Nacional y los nacionalistas vascos y catalanes. Su objetivo fue derrocar la Segunda República y restaurar el régimen monárquico y autoritario de España.
Franco lideró el ejército nacional y formó un gobierno militar. Durante la guerra, Franco se erigió como el líder de los nacionalistas y el principal oponente de los republicanos. Utilizó una estrategia de terror para aplastar a sus enemigos y consiguió derrotar a los republicanos en abril de 1939.
Con su victoria, Franco se convirtió en el jefe de Estado de España hasta su muerte en 1975. Durante su gobierno, se mantuvo el régimen autoritario, la censura y la represión política. Después de su muerte, el gobierno español volvió a la democracia.
La guerra de sucesión española fue un conflicto político-militar de carácter europeo que duró desde 1701 hasta 1714. Se desató como consecuencia de la muerte de Carlos II de España sin descendencia directa, lo que provocó una disputa entre los candidatos al trono español. Los dos principales contendientes fueron los archiduques austriacos, Carlos de Austria y su hijo Felipe V, aspirantes al trono de la Corona de España de parte de la casa de Habsburgo, y los Borbones, representados por el pretendiente Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia.
A raíz de esta disputa, los contendientes a la Corona española comenzaron a formar alianzas con los Estados europeos, que a su vez se dividieron en dos bandos: el bando austriaco, con Austria, Gran Bretaña, Países Bajos, Portugal y Prusia, y el bando francés, liderado por Francia. Durante el conflicto, el bando austriaco logró derrotar al bando francés en varias batallas, incluyendo la victoria de la Armada Invencible Española en la Batalla de Vigo el 23 de octubre de 1702.
Finalmente, el resultado de la guerra de sucesión española fue la firma del Tratado de Utrecht, el 11 de abril de 1713. Por el acuerdo, Carlos de Austria renunció a sus derechos a la Corona de España a favor de su hijo Felipe V y a cambio obtuvo importantes concesiones territoriales, entre ellas el Ducado de Milán y el Reino de Nápoles. Por otra parte, Felipe V fue reconocido como Rey de España por los otros contendientes, así como por los propios españoles. El tratado también estableció la división de los territorios españoles entre los contendientes, concluyendo el conflicto.
Durante el Medievo, hubo un conflicto entre Castillas y Portugal, como resultado del cual se formaron dos reinos separados. Este conflicto se originó por razones políticas, económicas y religiosas. Por un lado, los reyes castellanos buscaban la unificación de los territorios cristianos en Iberia, por lo que querían incorporar Portugal a su reino. Por otro lado, Portugal buscaba su independencia y estaba dispuesto a luchar para conseguirla.
Además, los conflictos entre los dos reinos se vieron agravados por la rivalidad entre sus respectivas monarquías. Los reyes castellanos intentaban asegurar sus fronteras, mientras que los portugueses trataban de expandir sus territorios. Por esta razón, los reyes portugueses se negaron a ceder sus tierras a los castellanos y se negaron a someterse a la soberanía de los reyes castellanos.
A finales del siglo XIII, la guerra entre los dos estados comenzó a tomar forma. Los castellanos invadieron el territorio portugués, pero fueron derrotados por los portugueses en la batalla de Aljubarrota. Esta batalla marcó el inicio de la independencia de Portugal y el comienzo de una larga rivalidad entre los dos estados.
En suma, el conflicto entre Castillas y Portugal se originó por razones políticas, económicas y religiosas, así como por la rivalidad entre sus respectivas monarquías. La guerra entre los dos estados culminó con la victoria de los portugueses en la batalla de Aljubarrota, que marcó el inicio de la independencia de Portugal.