El asesinato de Enrique IV de Castilla fue un suceso que tuvo lugar el 11 de diciembre de 1474. Fue un hecho traumático para la corona y para todo el Reino.
Se sabe que el monarca era un hombre querido por el pueblo y que su reinado estaba siendo muy beneficioso para la economía del país. Sin embargo, el motivo de su muerte aún sigue siendo una incógnita.
Algunos historiadores afirman que la responsabilidad recae en la nobleza castellana, ya que su reinado estaba siendo demasiado populista y se estaban tomando medidas para limitar el poder del clero y de los nobles.
No obstante, otros piensan que ésta fue una conspiración organizada por el hermano del rey, Alfonso, quien se autoproclamó rey de Castilla inmediatamente después de la muerte de Enrique IV.
La realidad es que la investigación del asesinato nunca fue concluyente y que el culpable nunca fue descubierto. Sin embargo, la corona de Castilla se sumió en una crisis política que hizo temblar las bases del país por muchos años.
Enrique IV de Castilla, conocido como el Impotente, fue uno de los reyes más conflictivos de la historia española. Su debilidad física y su falta de carisma le convirtieron en un blanco fácil para sus enemigos. Uno de los episodios más oscuros de su reinado ocurrió en 1464, cuando se enfrentó a una poderosa coalición encabezada por el príncipe gastón de Foix.
Este conflicto se originó debido a las tensiones políticas y religiosas que existían en aquel momento. Enrique IV había sido excomulgado por el papa debido a sus relaciones adúlteras, lo que le convirtió en un objetivo fácil para los enemigos de la corona. Además, la nobleza castellana estaba dividida en varias facciones, cada una con sus propios intereses y objetivos.
La guerra estalló en el verano de 1464, cuando las tropas de Gastón de Foix cruzaron la frontera española y penetraron en el territorio castellano. Enrique IV se encontró en una situación difícil, ya que tenía pocas tropas y escasos recursos para enfrentarse a la coalición enemiga. Sin embargo, el rey no se rindió y decidió plantar cara con todas sus fuerzas.
El enfrentamiento principal ocurrió en la batalla de Olmedo, un choque brutal que se libró en septiembre de 1464. Las tropas del príncipe Gastón de Foix eran superiores en número y en armamento, pero el rey Enrique IV logró mantener el tipo gracias al valor de sus soldados y a la iniciativa de sus comandantes. A pesar de las pérdidas sufridas, las tropas castellanas lograron una victoria decisiva que dejó en evidencia la fuerza y la determinación del rey.
Este triunfo fue un punto de inflexión en el reinado de Enrique IV, que consiguió estabilizar temporalmente la situación política y militar del país. Aunque su reinado siguió siendo convulso y problemático, este episodio demostró que el rey no era un líder débil y que podía enfrentarse con éxito a sus enemigos.
El rey Enrique de Castilla falleció el 13 de junio de 1474 en la localidad burgalesa de Santa María del Campo.
La causa de la muerte del rey Enrique fue una enfermedad que le afectó los últimos años de su vida, conocida comúnmente como "gota gorda".Esta enfermedad se caracteriza por el aumento de peso, la retención de líquidos y problemas cardiacos.
A pesar de que se llegó a especular con la posibilidad de que fuera envenenado, la autopsia del rey descartó tal posibilidad. La causa de su muerte fue atribuida a una sobrecarga de sus órganos debido a su enfermedad y a la obesidad que la acompañaba.
La muerte de Enrique de Castilla dejó un vacío en el trono y dio lugar a una crisis sucesoria, ya que su hija Juana la Beltraneja y su sobrino Alfonso V de Portugal reclamaban el trono.Esta crisis sucesoria desencadenó la Guerra de Sucesión Castellana que duró varios años.
Alfonso de Castilla fue uno de los monarcas más importantes de la península ibérica durante el siglo XIII. Sin embargo, su reinado terminó abruptamente cuando murió envenenado en la ciudad de Gijón. A pesar de que han pasado cientos de años, la incógnita sobre quién enveneno a Alfonso sigue siendo un misterio.
Los historiadores y expertos en la materia han estudiado la vida de Alfonso con detenimiento, en busca de cualquier pista que pudiera ayudar a resolver el caso. Se ha investigado a su círculo cercano, incluyendo a miembros de la aristocracia que podrían haber deseado su muerte, así como también se ha examinado exhaustivamente cualquier posible rivalidad política que pudiera haber conducido al envenenamiento.
Aunque las teorías que hay alrededor del envenenamiento de Alfonso son muchas y variadas, no existe un consenso firme en cuanto a quién podría haber sido responsable por ello. Lo que sí se sabe es que esta muerte repentina tuvo un gran impacto en la historia de Castilla, pues dejó a la corona sin un heredero directo, lo que desató una sucesión de conflictos internos y luchas por el poder.
En general, se cree que el envenenamiento de Alfonso de Castilla fue resultado de una conspiración bien planeada y ejecutada, y que los autores probablemente nunca serán descubiertos. Sin embargo, la figura de este rey sigue siendo recordada como uno de los personajes más fascinantes y enigmáticos en la historia de España, y su legado continúa siendo objeto de estudio para muchos investigadores y curiosos.