Durante la segunda mitad del siglo XVI, los Imperios occidentales se unieron para formar la Liga Santa contra los turcos otomanos. La Liga Santa fue una coalición de los principales monarcas cristianos europeos, liderada por el papa Pío V, con el objetivo de combatir a los otomanos y recuperar los territorios perdidos de los Imperios cristianos. En la cúspide de la liga se encontraban los monarcas de España, Francia, Venecia, Polonia, Hungría y los Estados Pontificios. Estos líderes se comprometieron a unir sus fuerzas para detener la expansión otomana en Europa.
La estrategia de la Liga Santa se basó en la coordinación entre los ejércitos de los diversos estados miembros. Esto permitió a los cristianos organizar múltiples campañas, tanto terrestres como navales, contra los otomanos. El comando de la liga fue asumido por el rey Felipe II de España, quien se convirtió en el comandante de la coalición anti otomana. El rey se comprometió a financiar y dirigir las expediciones, además de suministrar a sus aliados con armas y recursos militares.
La Liga Santa logró algunos éxitos significativos durante el reinado de Felipe II. El más destacado fue la victoria en la Batalla de Lepanto de 1571, en la que una flota cristiana venció a los turcos en el Mar Jónico. Esta victoria marcó el punto culminante de la liga y fue una de las mayores derrotas de los otomanos en su historia. Sin embargo, la liga fracasó en su objetivo de detener la expansión otomana y los Imperios cristianos no pudieron recuperar los territorios perdidos.
En resumen, durante la segunda mitad del siglo XVI, los Imperios occidentales se unieron para formar la Liga Santa contra los turcos otomanos. Esta coalición fue liderada por el Papa Pío V y dirigida por el rey Felipe II de España. La liga logró algunos éxitos significativos durante el reinado de Felipe II, como la victoria en la Batalla de Lepanto de 1571, pero no logró detener la expansión otomana ni recuperar los territorios perdidos.