El rey Alfonso es el monarca que gobierna el reino de Castilla en el Cantar del Mío Cid (también conocido como Cantar de Rodrigo). Es una figura clave en la narración y su papel es de suma importancia para el desarrollo de la trama. Está presente desde el comienzo de la obra, cuando el héroe Rodrigo Díaz de Vivar (conocido como El Cid) es desterrado de Castilla por orden del rey.
Alfonso es un soberano justo y piadoso. Está preocupado por el bienestar de su pueblo y trata de seguir los principios de la ley divina. Está dispuesto a poner fin a las disputas entre sus súbditos, a restaurar la paz y la justicia y a proteger los derechos de los campesinos. Sin embargo, también es un monarca firme y estricto que no tolera la insubordinación.
Durante el transcurso de la narración, Alfonso se encuentra con El Cid en varias ocasiones. En algunas de ellas, el rey se muestra renuente a perdonar a El Cid por sus faltas, aunque al final siempre acaba aceptando sus súplicas. Al final de la obra, Alfonso concede a El Cid una audiencia en la que le permite regresar al reino de Castilla con honor y gloria.
El rey Alfonso es una figura carismática y compleja de la narración del Cantar del Mío Cid. Representa una mezcla de piedad, justicia y autoridad que refleja la naturaleza compleja del poder real. El rey es un personaje clave para entender el desarrollo de la trama y su influencia en la narración resulta innegable.
Alfonso VI fue un monarca de la dinastía de los reyes católicos de León-Castilla en la España medieval. Nació en 1040 y murió en 1109. Se le conoce como Alfonso el Bravo, debido a sus victorias militares, y fue el rey que reunificó los reinos de León y Castilla.
Su reinado, que fue de 1072 a 1109, fue un periodo de gran prosperidad para los reinos de León y Castilla. Estableció un sistema de gobierno unificado, estableció fuertes relaciones con el Papa, tuvo éxito en la reconquista de al-Andalus y también se dedicó a impulsar el desarrollo económico y cultural.
Durante su reinado, Alfonso VI luchó contra sus enemigos externos, como los musulmanes, y contra sus enemigos internos, como los nobles y los eclesiásticos. Para hacer frente a estos desafíos, desarrolló una política de reforma que incluía la creación de una fuerte burocracia, el establecimiento de un sistema de impuestos y la promulgación de leyes que garantizaban los derechos de los campesinos.
Durante su reinado, Alfonso VI también tuvo éxito en la reconquista de al-Andalus. Esta expedición fue una de sus mayores gloria y le granjeó el respeto de toda Europa. En 1085, Alfonso tomó la ciudad de Toledo, que fue la primera ciudad de al-Andalus que los cristianos recuperaron.
Alfonso VI fue un gran rey que se destacó por la unificación de los reinos de León y Castilla, su éxito en la reconquista de al-Andalus y su política de reforma. Se le considera uno de los reyes más importantes de la España medieval y su legado sigue siendo muy importante en la actualidad.
El Cid Campeador (Rodrigo Díaz de Vivar) fue uno de los personajes más destacados de la España medieval. Señor de una amplia extensión de territorio y de numerosas ciudades, fue uno de los príncipes más poderosos de su tiempo. Durante su vida, el Cid fue un gran aliado del Rey Alfonso VI de Castilla y León, luchando en su nombre y contribuyendo a consolidar el reino de Castilla.
El Rey Alfonso era consciente de la habilidad militar y estratégica del Cid, por lo que le otorgó la mayoría de las tierras y ciudades conquistadas durante sus campañas. De esta manera, el Cid se convirtió en el segundo hombre más poderoso del reino, tras el mismo Rey. Además, Alfonso le permitió acumular grandes riquezas y poder, lo que añadió a su fama de héroe de la España medieval.
Los dos hombres compartieron una gran amistad y confianza, y el Cid fue un gran consejero del Rey. El Cid aconsejó al Rey en los asuntos políticos y militares, y a menudo fue el que tomaba la iniciativa en la guerra. Esta confianza mutua fue clave en la victoria de Alfonso sobre los musulmanes, gracias a la ayuda del Cid.
Alfonso y el Cid fueron grandes aliados durante muchos años, y gracias a su relación se consiguió consolidar el reino de Castilla. El Rey reconoció el valor del Cid y lo recompensó con tierras y riquezas como reconocimiento a sus méritos y logros. La relación entre el Cid y el Rey Alfonso fue una de las más importantes de la historia de España.
Alfonso IV de León, conocido como Alfonso IV el Monje, fue el Rey de León entre los años 1077 y 1109. Nació en 1053 en el castillo de Luna, en la provincia de León, hijo del rey Fernando I y de Sancha, hija de Alfonso VI de Castilla. Su padre lo nombró heredero de la corona de León cuando el mismo aún contaba con tan solo 4 años de edad y fue designado como rey a los 23 años, heredando el trono tras la muerte de su padre. Durante su reinado, Alfonso IV luchó contra los musulmanes a lo largo de las fronteras de su reino, y estableció una alianza con el Papa de Roma, lo que significó un gran avance para la iglesia católica. También se casó con Urraca, hija de Alfonso VI de Castilla, lo que dio lugar a la unión de los dos reinos. Durante su reinado, Alfonso IV también se dedicó a la construcción de monasterios, fundando el Monasterio de San Vicente de Oviedo. Murió el 25 de enero de 1109 y fue enterrado en el Monasterio de San Isidoro de León.