El Rey Enrique IV de Castilla falleció en el 1474. Su muerte sigue siendo objeto de debate y controversia hasta el día de hoy.
Algunos historiadores creen que uno de sus medio hermanos, Alfonso, estuvo involucrado en su muerte. Alfonso, quien sentía resentimiento hacia Enrique IV por haberle quitado sus derechos al trono, pudo haber orquestado su asesinato.
Otros creen que la reina Isabel I, quien más tarde se convertiría en reina de Castilla y León, fue la culpable del asesinato de Enrique IV. Se dice que Isabel deseaba el trono y se enojó cuando Enrique IV nombró a su hija Juana como heredera en lugar de a ella.
Sin embargo, no hay suficientes pruebas concretas para afirmar con certeza quién asesinó al Rey Enrique IV de Castilla. El misterio que rodea su muerte sigue intrigando a muchas personas en la actualidad.
A lo largo de la historia, han existido diferentes versiones y teorías sobre quién fue el responsable de la muerte del rey Enrique IV de Castilla, también conocido como Enrique el Impotente. Sin embargo, la versión más extendida dice que su sucesor, Fernando II de Aragón, conocido como Fernando el Católico, fue quien derrotó a Enrique IV.
Enrique IV subió al trono de Castilla en el año 1454, en medio de una serie de controversias sobre su legitimidad. Antes de su coronación,, había existido una sospecha sobre el verdadero padre de Enrique IV, lo cual generó dudas y rebeliones en su contra. De hecho, algunos sugieren que esta sospecha fue lo que llevó a su derrocamiento.
A pesar de estos desafíos,, Enrique IV logró mantener su posición de poder durante varios años. Sin embargo, su eventual caída se debió a una combinación de factores, incluyendo las luchas internas y la llegada al poder de Fernando el Católico. Se dice que Fernando el Católico tuvo un papel fundamental en la derrota de Enrique IV, dado que aprovechó las tensiones que se producían en el país en aquel momento.
En definitiva, aunque no se puede afirmar de manera categórica quién fue el responsable directo de la muerte de Enrique IV de Castilla, lo que sí se sabe es que este rey tuvo que enfrentar a una serie de enemigos y desafíos que finalmente llevaron a su derrota. De esta manera, Fernando el Católico se convirtió en su sucesor y en uno de los personajes más importantes de la historia de España.
El rey Enrique de Castilla falleció en el año 1474, en el palacio de Madrid. La causa de su muerte es motivo de debate entre los historiadores, existiendo varias teorías al respecto.
Una de las versiones más extendidas es que Enrique IV de Castilla murió a causa de una enfermedad renal. Según algunos registros, el monarca padecía de hidropesía, una dolencia que provoca acumulación de líquido en el cuerpo.
Sin embargo, algunos historiadores sugieren que la muerte de Enrique IV pudo deberse a una intoxicación alimentaria. En aquellos tiempos, la comida y bebida eran los métodos más comunes para alterar la salud de una persona. No obstante, ningún relato histórico confirma esta teoría de forma concluyente.
Otras fuentes sostienen que Enrique IV fue envenenado por el marido de su hija Juana, el infante Alfonso de Portugal. En la época, había rumores sobre la supuesta infertilidad del rey y la paternidad de su hija Juana, quien se convertiría después en Juana la Beltraneja. Alfonso de Portugal habría tomado venganza contra Enrique IV por este motivo, aunque tampoco existen pruebas fehacientes de esta teoría.
En resumen, el motivo exacto de la muerte de Enrique IV de Castilla sigue siendo un misterio hasta el día de hoy. Sin embargo, su legado y su convulsa época histórica siguen siendo objeto de estudio y debate para los investigadores y estudiosos de la historia de España.
Alfonso de Castilla fue un rey de la Corona de Castilla durante la Edad Media. Su reinado fue muy relevante, ya que gobernó en un período de cambios y crisis políticas y sociales. Sin embargo, su vida llegó a un drástico final cuando murió envenenado en el año 1350.
A pesar de que han pasado muchos siglos desde su muerte, todavía se desconoce quién fue el responsable de su envenenamiento. La mayoría de las teorías apuntan a su esposa, María de Portugal, quien estaba descontenta con su matrimonio. Según se dice, María había intentado envenenar a su esposo varias veces, antes de lograr su objetivo final.
Sin embargo, no hay evidencia contundente que pruebe la culpabilidad de María. Otras teorías sugieren que el responsable podría haber sido un miembro de la nobleza, que se sentía amenazado por el reinado de Alfonso. También se ha hablado de que el envenenamiento fue parte de una trama política más amplia, orquestada por los partidarios del rey de Portugal, quien pretendía expandir su territorio a expensas de Castilla.
En cualquier caso, la verdadera identidad del envenenador sigue siendo desconocida. A pesar de los esfuerzos de los investigadores modernos por resolver este misterio histórico, el caso de Alfonso de Castilla sigue siendo uno de los grandes enigmas irresolutos de la historia.