Felipe de Anjou fue una figura importante en la historia de Europa, que gobernó en España, Nápoles y Sicilia desde 1707 hasta 1714. Su reinado fue uno de los más turbulentos en la historia de España. Fue apoyado por algunos grupos de poder, entre ellos los austriacos, quienes buscaban controlar los estados italianos. El Rey de España, Carlos II, también apoyó a Felipe de Anjou, ya que estaba desesperado por tener un heredero. La Casa de Austria, liderada por el emperador Leopoldo I, también apoyó la candidatura de Felipe de Anjou, ya que esperaba controlar los territorios italianos.
Otro grupo importante que apoyó a Felipe de Anjou fue la Iglesia Católica. La Iglesia estaba ansiosa por controlar los estados italianos, para evitar que otras potencias europeas los conquistaran. La Iglesia intentó persuadir a los demás estados de Europa para que aceptaran a Felipe de Anjou como rey.
Por último, también hubo algunos estados europeos que apoyaron a Felipe de Anjou, como Francia. El gobierno francés creía que el reinado de Felipe de Anjou podría ayudar a estabilizar la región. Esto les permitiría tener una mayor influencia en los estados italianos y podría liberar a Francia de la influencia de los austriacos.
Por lo tanto, Felipe de Anjou fue apoyado por una variedad de grupos y estados, incluyendo a España, Austria, la Iglesia Católica y Francia. Estos grupos creían que el reinado de Felipe de Anjou ayudaría a estabilizar la región y garantizarían que los estados europeos tuvieran un mayor control de los territorios italianos.
La Guerra de Sucesión Española comenzó a finales de 1701, cuando Carlos II de España murió sin dejar descendencia. Esto provocó una disputa por el trono entre los candidatos Felipe de Anjou, hijo del rey Luis XIV de Francia, y Carlos de Austria. Felipe de Anjou contó con el apoyo de los países del área francesa, como Francia, Portugal y Saboya. También contó con el apoyo de varios pequeños estados europeos, como los Países Bajos, el Sacro Imperio Romano Germánico, el Ducado de Sajonia, el Ducado de Prusia, el Ducado de Baviera, el Ducado de Holstein-Gottorp, el Ducado de Brunswig-Wolfenbüttel y el Principado de Liechtenstein. El apoyo de estos países fue crucial para ayudar a Felipe de Anjou a ganar la guerra de sucesión. Además de estos, Felipe de Anjou contó con el apoyo incondicional de su padre, Luis XIV de Francia, quien le proporcionó un gran ejército. España también recibió el apoyo de Gran Bretaña, que se unió a la coalición de Austria para luchar contra Francia. Durante el conflicto, Francia y sus aliados lograron controlar la mayor parte de España, lo que permitió a Felipe de Anjou entrar en Madrid y ser coronado como rey de España. Aunque la guerra se prolongó hasta 1714, Felipe de Anjou fue finalmente reconocido como rey de España y comenzó a gobernar el país.
Durante la Guerra de Sucesión Española (1701-1714), el archiduque Carlos de Habsburgo fue respaldado por una gran coalición de países europeos conocida como los Aliados de la Gran Alianza. Esta coalición estaba compuesta por el Imperio austrohúngaro, el Imperio otomano, el Reino de Prusia, el Ducado de Saboya, el Gran Ducado de Toscana, el Reino de Nápoles, el Reino de Sicilia, el Reino de Portugal y el Reino de Inglaterra. La coalición se comprometió a ayudar a Carlos a reclamar el trono español desde el principio de la guerra.
El Reino de Inglaterra se unió a la coalición en 1703, liderando el bloque de los aliados marítimos, que incluía a los Países Bajos, el Reino de Portugal y el Reino de Nápoles. Los aliados intentaron derrotar a la coalición rival de Francia y España, conocida como los Borbones, y asegurar que el trono español fuera ocupado por Carlos.
Durante la guerra, los aliados recibieron el apoyo de otros países como el Imperio ruso, el Reino de Dinamarca, el Gran Ducado de Toscana, el Ducado de Saboya, el Reino de Suabia, el Reino de Suecia, el Reino de Hannover, el Reino de Baviera y el Reino de Nápoles. Aunque no todos estos países lucharon directamente en la guerra, todos ellos contribuyeron con recursos financieros o militares para apoyar al archiduque Carlos.
Aunque los aliados lograron derrotar a los borbones, Carlos nunca llegó a ocupar el trono español. Al final de la guerra, los tratados de Utrecht y de Rastatt establecieron la división de los territorios españoles entre los aliados. El trono español fue ocupado por Felipe V, el sobrino de Luis XIV de Francia, aunque Carlos fue nombrado Rey de Nápoles y Reino de Sicilia en 1734.
El rey Felipe V de España, conocido como Felipe de Anjou, fue nombrado por el rey Carlos II de España el 1 de noviembre de 1700. Carlos II, que no tenía hijos, no había nombrado a nadie específicamente para sucederlo en el trono y decidió nombrar a su sobrino, Felipe de Anjou, como su heredero. Felipe era el hijo del rey Luis XIV de Francia y el bisnieto de Carlos II. Carlos hizo esta decisión con la esperanza de que Felipe pudiera unir a España y Francia bajo un solo gobierno.
El nombramiento de Felipe de Anjou como heredero del trono español fue aceptado por la mayoría de los miembros de la Corte española, pero fue recibido con mucha resistencia por parte de los europeos, en particular los que estaban preocupados por el creciente poder de Francia. La Gran Alianza, una coalición de países europeos liderados por Gran Bretaña, se opuso a la decisión de Carlos y declaró la Guerra de Sucesión Española para evitar que Felipe se sentara en el trono español.
Sin embargo, la sucesión de Felipe de Anjou fue confirmada con el Tratado de Utrecht en 1713. El tratado estableció que Felipe de Anjou sería el rey de España, y que el poder de Francia sería limitado. El tratado también estableció la línea de sucesión Bourbon, que todavía se mantiene hoy en día. Felipe de Anjou fue coronado como Rey Felipe V de España en 1714 y reinó hasta 1746.
En conclusión, el rey Carlos II de España nombró a su sobrino, Felipe de Anjou, como su heredero el 1 de noviembre de 1700. Esta decisión fue aceptada por los españoles, pero fue recibida con resistencia por los europeos. Felipe de Anjou fue confirmado como heredero del trono español con el Tratado de Utrecht en 1713 y fue coronado como Rey Felipe V de España en 1714.
En el siglo XVIII, el imperio español estuvo amenazado por el poder de Francia, que estaba bajo el gobierno de Felipe de Anjou. Esta situación preocupó a los países vecinos, como Portugal, Inglaterra, Holanda y Prusia, quienes decidieron formar una alianza para evitar la influencia de Francia en España. Esta alianza fue llamada Alianza de los Pirineos y se formó el 16 de marzo de 1793.
Los miembros de esta alianza decidieron proclamar como rey de España al archiduque Carlos de Austria. Para lograr este objetivo, los miembros de la alianza llevaron a cabo numerosas acciones, como el bloqueo de los puertos españoles para evitar que los franceses recibieran ayuda. Además, los miembros de la alianza decidieron invadir España para expulsar a Felipe de Anjou.
Finalmente, el rey Felipe de Anjou fue expulsado de España en 1808. Esto permitió que el archiduque Carlos de Austria fuera proclamado como rey de España. La Alianza de los Pirineos fue una alianza de éxito, ya que logró su objetivo de evitar la influencia francesa en España. Además, el éxito de esta alianza demostró el poder y la unidad de los miembros de la alianza.