La isla del Gallo, situada en el Pacifico Centroamericano, fue el lugar escogido por Francisco Pizarro para instalar su base de operaciones durante la conquista de América. Pizarro llegó a la isla en 1525, con la intención de establecer una colonia en la localidad. Pero los nativos se mostraron reticentes a la invasión, por lo que Pizarro tuvo que luchar contra ellos, logrando finalmente someterlos. Posteriormente, Pizarro usó esta isla como su base de operaciones para la conquista de lo que hoy es el Perú. Desde la isla, Pizarro envió a sus hombres a explorar la región y a buscar apoyo de los nativos, para poder llevar a cabo sus planes de conquista. Esta estrategia resultó exitosa, y Pizarro logró conquistar el territorio del Imperio Inca.
Durante su estancia en la isla del Gallo, Pizarro construyó una fortaleza conocida como el Fuerte de San Lorenzo, que se erigió como una marca de su presencia en la isla. El fuerte fue construido para albergar a los soldados que luchaban con Pizarro, así como para servir como un centro de operaciones. La fortaleza también fue usada como un centro de comunicación, desde el que Pizarro se mantuvo en contacto con sus tropas en el Perú. Pizarro fue el primer europeo que estableció una base permanente en la isla, aunque fue posteriormente reemplazada por los colonizadores españoles.
En 1533, Pizarro y sus tropas abandonaron la isla del Gallo y se dirigieron al Perú. Después de una serie de exitosas campañas militares, Pizarro se convirtió en el gobernador de los territorios conquistados. Fue entonces cuando Pizarro comenzó a formar la colonia española del Perú, fundando la ciudad de Lima en 1535. Durante el resto de su vida, Pizarro continuó expandiendo el Imperio Español en América del Sur, convirtiéndose en una figura clave en la conquista de América.