Juana fue la única hija de Enrique IV de Castilla, el mismo que fue conocido por su apodo de El Impotente. Cuando ella nació, su padre renunció a la corona en su favor, pero una vez que ella fue proclamada como reina, comenzó una controversia entre los nobles y la familia real sobre quién debería ejercer el poder. Esto llevó al exilio de Juana y a la confusión general sobre qué debía hacerse con ella.
Sin embargo, el exilio de Juana no fue el final de la controversia. Después de su ausencia, hubo muchas disputas sobre quién debería suceder a Enrique IV como rey. Algunos argumentaban que Juana debería regresar y ocupar su lugar como legítima heredera del trono, mientras que otros querían imponer a su hermano Alfonso como rey. Esto llevó a años de conflicto entre los dos bandos.
Después de muchos años de discusión, Juana fue finalmente recuperada por su tío, el rey Fernando de Aragón, y de hecho fue reconocida como la reina de Castilla. Sin embargo, su reinado fue breve y terminó con su muerte en 1496. Desde entonces, Juana se ha convertido en una figura legendaria y un importante símbolo de la resistencia femenina durante el siglo XV.
Juana la Beltraneja fue una princesa española nacida en torno al año 1462, hija ilegítima de Juana de Castilla y de Beltrán de la Cueva, conde de Ledesma. Dado que era hija ilegítima, fue excluida de la sucesión al trono y el rey Fernando la recluyó en el convento de Santa Clara en Coimbra.
Tras su muerte, Juana fue enterrada en el mismo convento en el que vivió los últimos años de su vida. El relato de su muerte, sin embargo, no fue claro hasta el siglo XX, cuando se hicieron pruebas genéticas en la tumba para confirmar su identidad.
En el año 2005, la Universidad de Coimbra realizó un estudio en el cuerpo de Juana, concluyendo que había muerto de enfermedad a los 59 años de edad. La autopsia encontró que el cuerpo tenía marcas de tuberculosis, artritis y otras enfermedades. Según los expertos, estas enfermedades fueron la causa de su muerte.
En los últimos años, el lugar donde murió Juana la Beltraneja ha sido objeto de estudio por parte de expertos. El convento de Santa Clara se ha convertido en un lugar de culto para aquellos que quieren saber más sobre la vida y la muerte de esta princesa española.
Juana I de Castilla, conocida como la Loca, fue una de las grandes reinas de la historia de España. Nació el 6 de noviembre de 1479, hija del Rey Fernando II de Aragón y de Isabel I de Castilla. Fue coronada reina el 16 de diciembre de 1504, pero nunca ejerció el poder, ya que fue controlada por su padre y luego por su marido, Felipe el Hermoso.
Durante su reinado, fue víctima de muchas manipulaciones políticas. Su padre la había obligado a casarse con Felipe, que fue un rey cruel y ambicioso. De hecho, fue él quien se apropió del poder real y gobierno España en su nombre, impidiendo que Juana pudiera controlar su propio destino.
Juana tuvo tres hijos con Felipe, Carlos I de España (también conocido como Carlos V), Isabel, y Fernando. Luego de la muerte de su marido en 1501, se cree que la reina sufrió una crisis mental y fue recluida en el monasterio de Santa Clara de Tordesillas. Allí vivió encerrada hasta su muerte el 12 de abril de 1555.
A pesar de que Juana de Castilla fue privada de su poder durante su vida, su reinado marcó una época de grandes cambios y transformaciones, tanto en España como en el resto del mundo. Por ello, hoy en día es recordada como la gran reina que fue.
Juana la Loca y Felipe el Hermoso fueron uno de los matrimonios más famosos de la historia. Juana era la hija del Rey de España, Fernando el Católico, y Felipe era el hijo del emperador Carlos V. Los dos se casaron el 20 de octubre de 1501 y tuvieron seis hijos.
Su matrimonio estuvo lleno de conflictos y malentendidos. Ambos se enamoraron profundamente el uno del otro, pero su relación fue marcada por el abuso de poder de Felipe y el carácter dominante de Juana. Juana se sentía despreciada por Felipe, quien la infidelizaba con numerosas amantes.
A causa de esto, Juana sufrió una profunda depresión y comenzó a mostrar signos de locura. Esto fue aprovechado por Felipe, quien la privó de poder y la internó en un convento. Allí vivió el resto de su vida, sin tener la posibilidad de ver a sus hijos.
Felipe el Hermoso luego se casó con Germaine de Foix y tuvo dos hijos más. En 1516, cuando estaba de viaje en Flandes, sufrió un accidente y murió. Algunos dicen que fue un asesinato organizado por sus enemigos políticos.
Después de la muerte de Felipe, Juana fue liberada por sus hijos y pudo ver algunos de ellos antes de morir en 1555. Se dice que dejó una carta en la que afirmaba que su locura fue la respuesta a la desgracia de su matrimonio y su infelicidad con Felipe el Hermoso.
Juana la Beltraneja, una princesa española del siglo XV, estuvo casada con Afonso V de Portugal desde 1490 hasta 1497. Juana era la hija de Enrique IV de Castilla, y su matrimonio con Afonso V fue parte de una estrategia política para garantizar la alianza entre los dos reinos. Este matrimonio fue un asunto controvertido, ya que en ese tiempo la línea de sucesión al trono español estaba en disputa entre Juana y Isabel la Católica.
La relación entre Juana y Afonso V fue una relación política, más que una relación romántica. El rey portugués había jurado apoyar a Juana como la legítima heredera del trono español, lo que provocó la ira de Isabel y su hermano, los Reyes Católicos. Durante su matrimonio, Juana y Afonso vivieron en la corte portuguesa, pero él nunca la trató como una reina. Afonso siempre se negó a apoyar su reclamo al trono español, lo que llevó a Juana a la desesperación.
A pesar de la presión política, Juana y Afonso V mantuvieron una relación cordial. Se dice que él la trataba con afecto y la respetaba, y que ella lo admiraba profundamente. Juana siempre se mostró leal a su marido hasta el final, incluso cuando fue desterrada de Portugal. En 1497, tras la muerte de Afonso V, fue enviada a un convento, donde vivió el resto de sus días.