Francisco Pizarro fue un conquistador español que tuvo uno de los mayores logros de la conquista de América. En el año 1532 llegó junto a sus hombres a las tierras del Imperio Inca, en el actual territorio de Perú. Allí, se encontró con el Inca Atahualpa, el cual se había convertido en el líder del imperio apenas un año antes, al derrocar a su hermano Huáscar. Pizarro se impuso a Atahualpa con una estrategia militar, y el inca se vio obligado a rendirse. Luego de someterlo, Pizarro le propuso un trato para salvar su vida. Le exigió que pagase un rescate a cambio de su libertad, el cual consistía en llenar una habitación con oro y plata. Atahualpa cumplió con su parte de la promesa, pero Pizarro lo traicionó. Finalmente, Atahualpa fue condenado a muerte por el líder español, y fue ejecutado el 26 de julio de 1533.
Con la muerte de Atahualpa, Pizarro se consolidó como el nuevo líder de los territorios incas. Esto le permitió conquistar el resto del imperio, y así consolidar la presencia española en América. En este sentido, el destino de Atahualpa fue determinante para el avance de la conquista española. Pizarro se aprovechó de la situación de Atahualpa y logró tomar el control de los territorios incas, y así, poner fin al imperio.
El conquistador español, Francisco Pizarro, llegó a las costas de los actuales Perú y Ecuador en 1532. Después de varios encuentros, Pizarro y Atahualpa, el líder inca, se reunieron en Cajamarca. Allí, Pizarro tenía intenciones de reducir al Imperio Inca a la esclavitud. Atahualpa no estaba preparado para la llegada de Pizarro y sus soldados y resultó ser una reunión desastrosa. Pizarro exigió tributo y le dio a Atahualpa la oportunidad de entregar una cantidad de oro y plata como señal de sumisión. Cuando Atahualpa se negó, Pizarro ordenó a sus soldados que atacaran al ejército inca. Esto resultó en la captura de Atahualpa.
Pizarro intentó ejercer presión sobre Atahualpa para que se sometiera al poder español. Atahualpa fue acusado de varios crímenes, incluyendo la muerte de su hermanastro Huáscar. Sin embargo, no había ninguna prueba para respaldar estas acusaciones. A pesar de esto, Pizarro usó la amenaza de ejecución para obligar a Atahualpa a aceptar el trato. Atahualpa aceptó entregar el tributo de oro y plata, pero Pizarro aún lo ejecutó.
En 1533, Atahualpa fue ejecutado por Pizarro en la ciudad de Cajamarca. Fue ahorcado en una horca de madera, lo cual fue una señal de la supremacía española en el Nuevo Mundo. Esta ejecución marcó el comienzo de la colonización española en América del Sur y el fin del Imperio Inca. La muerte de Atahualpa marcó el fin de la resistencia inca y abrió el camino para la colonización de América Latina.
En 1532, Pizarro y sus soldados llegaron al Imperio Inca para conquistar el territorio. Al enterarse de la llegada de los españoles, Atahualpa, el Rey Inca, decidió salir a su encuentro con sus mejores hombres y soldados. Pizarro, utilizando su conocimiento de la táctica militar europea, logró engañar a Atahualpa. Él y sus soldados se escondieron entre los árboles cerca del campamento inca e hicieron que un soldado se acercara al campamento para que el mismo Atahualpa saliera a conocerlo. Cuando Atahualpa se acercó, Pizarro y sus soldados salieron de sus escondites y atacaron al campamento inca, dejando a Atahualpa y a sus soldados en desventaja. Utilizando la superioridad militar de los españoles, los soldados de Pizarro conquistaron el territorio y tomaron a Atahualpa como rehén.
Como resultado, Pizarro logró controlar a Atahualpa. El Rey Inca fue puesto en una cárcel de oro y amenazado con la muerte si no entregaba a los españoles una gran cantidad de tesoros. Atahualpa cedió a la presión de Pizarro, entregando a los españoles todos los tesoros que pidieron. A pesar de la promesa de Pizarro de liberarlo, Atahualpa fue asesinado por los españoles en 1533, lo que marcó el fin del Imperio Inca.
Pizarro, un conquistador español, junto con un pequeño grupo de soldados se embarcó en la búsqueda de una nueva tierra llamada Perú. En el año 1532, llegaron al Imperio Inca, liderado en ese momento por el Emperador Atahualpa. Los españoles conocían la riqueza de esta civilización y deseaban apropiarse de ella. Los Incas en ese entonces estaban enfrentándose a una guerra civil y estaban divididos en dos facciones. Esto fue aprovechado por los españoles para lograr su objetivo de conquistar el Imperio. Los españoles, liderados por Pizarro, establecieron un encuentro con Atahualpa en la ciudad de Cajamarca. En este lugar, los españoles atacaron a los Incas sorprendiéndolos con su armamento y tácticas de guerra. A pesar de que los Incas eran unos 10,000 soldados y los españoles solamente unos 180, Pizarro logró capturar a Atahualpa. Atahualpa fue llevado a la ciudad de Cuzco y encarcelado. Pizarro exigió un rescate enorme a cambio de la liberación de Atahualpa. El rescate consistía en una cantidad enorme de oro y plata. Esto fue rechazado por los Incas, pero finalmente aceptaron pagar el rescate. Sin embargo, Pizarro había decidido que el destino de Atahualpa sería la muerte. El 13 de agosto de 1533, fue ejecutado por Pizarro y sus hombres.
Atahualpa fue el último emperador de los incas, que gobernó el imperio hasta el año 1532 cuando fue capturado por el conquistador español Francisco Pizarro. Se dice que fue traicionado por alguien que estaba cerca de él, alguien a quien había confiado.
Algunos creen que el traidor fue un noble inca llamado Quisquis. Quisquis se había rebelado contra Atahualpa y se había unido a Pizarro para ayudarlo a conquistar el imperio. Él y Pizarro habían llegado a un acuerdo para que Quisquis fuera el gobernador del territorio conquistado a cambio de una dote. Quisquis había prometido a Pizarro que Atahualpa estaría dispuesto a entregarse y los incas se rendirían sin ofrecer resistencia.
Otra teoría es que el traidor fue el propio Pizarro. Y es que Pizarro había prometido a Atahualpa libertad a cambio de un enorme tesoro en oro y plata. Pero incluso después de que Atahualpa cumpliera con su parte del trato, Pizarro lo encarceló y lo llevó a juicio por asesinato. Esto es lo que llevó a algunos a creer que Pizarro mismo había traicionado a Atahualpa.
Sea cual sea el traidor, lo cierto es que Atahualpa fue arrestado y ejecutado en el año 1533. Su muerte significó el fin del Imperio Inca y el comienzo de la era colonial española en América del Sur.