En el año 1532, el Conquistador español Francisco Pizarro llegó a la costa del Perú con un pequeño ejército de soldados y una misión: conquistar el Imperio Inca. El Inca era el líder de una civilización antigua y poderosa que controlaba la mayor parte de la región andina. Pizarro fue recibido por el Inca Atahualpa, quien ofreció un tesoro en oro y plata a cambio de su libertad. Esto fue rechazado por Pizarro, quien capturó al Inca y se apoderó de la región. Durante los siguientes años, Pizarro sometió a los incas a la dominación española, destruyó muchos de sus templos y mediante el uso de la fuerza y la persuasión, impuso la religión católica. Finalmente, en 1533, Atahualpa fue ejecutado por Pizarro y el gobierno español fue establecido en el Perú.
En los siguientes años, Pizarro expandió su dominio a la mayor parte de la región andina. Estableció capitales en ciudades como Cuzco y Lima, gobernó la región con el apoyo de los españoles y explotó los recursos naturales del imperio Inca. A pesar de los intentos de resistencia, Pizarro consiguió mantener el control de la región hasta su muerte en 1541. Desde entonces, la región ha sido gobernada por la Corona española y sus descendientes.
En conclusión, Francisco Pizarro conquistó el Imperio Inca utilizando la fuerza y la persuasión. Se apoderó de la región, sometió a los incas a la dominación española, estableció un gobierno español y explotó los recursos naturales de la región. Esto marcó el comienzo de la historia colonial del Perú y la región sigue siendo influenciada por la herencia de Pizarro hasta el día de hoy.
El Inca fue una sociedad compleja, con una estructura política y social jerárquica, y su gobierno fue una monarquía absoluta. El Inca gobernó un extenso imperio que abarcaba los actuales territorios de Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina, Chile y partes de Colombia y Brasil. Tanto el Inca como Pizarro tenían formas diferentes de dirigir sus respectivos imperios. El Inca utilizó una forma de gobierno más autoritaria, mientras que Pizarro se caracterizó por ser más flexible con sus súbditos. El Inca tenía una estructura de gobierno centralizada, que incluía una serie de leyes, normas y reglas para gobernar su imperio. El Inca controlaba todas las actividades dentro de su reino, desde la producción de alimentos hasta la administración de los tributos. También existían sistemas de castigos, como el encarcelamiento y la tortura, para mantener el orden dentro del imperio. Por otro lado, Pizarro formó un gobierno más democrático. Estableció leyes y normas, pero también permitió a sus súbditos tener cierto grado de participación en el gobierno. El sistema de leyes fue más flexible y permisivo que el del Inca. Además, Pizarro permitió el libre comercio entre los habitantes de su imperio. Aunque los dos líderes tenían diferentes formas de gobernar, ambos se esforzaron por mantener el orden en sus respectivos imperios. El Inca impuso una estricta ley y orden, mientras que Pizarro impuso un orden más flexible. Ambos buscaron mantener el control y la estabilidad en sus territorios, para garantizar la seguridad y el bienestar de sus súbditos.
En el año 1532, Francisco Pizarro y su ejército de alrededor de 180 españoles conquistaron el Imperio Inca. Esto fue logrado a través de una serie de estrategias militares, tácticas diplomáticas y habilidades de liderazgo. La clave para la victoria de los españoles estaba en su tecnología superior, y en la estrategia de dividir y conquistar.
Pizarro y su ejército se enfrentaron al Imperio Inca, una civilización poderosa y organizada con una cultura y una religión profundamente arraigadas. Esto les permitió tener una fuerza militar significativa y una resistencia férrea. Los incas también contaban con una gran cantidad de tropas, armas y estrategias de guerra, pero estos fueron infructuosos contra los españoles.
Pizarro utilizó una estrategia de divide y vencerás, lo que significaba dividir a los incas en varias facciones, lo que les permitió ver la debilidad de su liderazgo y la vulnerabilidad de sus fuerzas. Los españoles aprovecharon sus armas, como el arcabuz, la espada y la armadura, lo que les permitió derrotar a los incas en la batalla. Los españoles también se beneficiaron de la ventaja de la sorpresa, ya que los incas no esperaban un ataque.
Además de la guerra, Pizarro y su ejército también usaron estrategias diplomáticas para derrotar a los incas. Esto incluía la concesión de tierras, la promesa de protección, la conversión al cristianismo y el uso de la religión para controlar a la población. Esta estrategia fue particularmente efectiva, ya que los incas no podían resistirse a la influencia de los españoles y se vieron obligados a rendirse.
En conclusión, Francisco Pizarro y los españoles derrotaron al Imperio Inca gracias a su tecnología superior, la estrategia de divide y vencerás, el uso de la sorpresa y la habilidad de usar estrategias diplomáticas para controlar a la población. Estas estrategias permitieron a los españoles conquistar el Imperio Inca en 1532.
El Imperio Inca, una civilización maravillosa y antigua, se extendía desde Colombia hasta el norte de Chile. Se trataba de una cultura próspera que había desarrollado una sólida infraestructura y cimentado una fuerte economía. Sin embargo, todo llegó a su fin cuando los españoles llegaron a América del Sur en el siglo XVI. Estaban decididos a conquistar el territorio y a explotar sus recursos.
Los españoles, liderados por Francisco Pizarro, fueron los encargados de destruir el Imperio Inca. Aprovecharon las divisiones internas entre los incas para su propia ventaja y empezaron a conquistar los distintos territorios de la región. Una vez que los incas se vieron rodeados, Pizarro se apoderó de la capital del Imperio Inca, Cusco, en el año 1532.
Después de la caída de Cusco, los españoles se esforzaron por conquistar el resto del Imperio Inca. Siguieron las guerras sangrientas, los incas se resistieron, pero la superioridad militar de los españoles fue decisiva. Finalmente, el Imperio Inca quedó totalmente conquistado, aniquilando todos los territorios y ciudades incas.
En resumen, la respuesta a la pregunta de quién puso fin al Imperio Inca es clara: los españoles, liderados por Francisco Pizarro, fueron los responsables de destruir el Imperio Inca. Su superioridad militar y estrategias de conquista hicieron que los incas no pudieran resistir el avance de los españoles. La caída del Imperio Inca puso fin a una era de grandeza y prosperidad para la civilización inca.
Atahualpa fue el último Incabulle de los Incas y fue el rey que gobernó el Imperio durante el año 1532 hasta que fue capturado por Pizarro. Pizarro era un conquistador español que quería obtener el control del Imperio Inca. En noviembre de 1532, Atahualpa fue capturado por Pizarro y su ejército. Atahualpa fue llevado a una prisión y fue ofrecido un trato: si entregaba una enorme cantidad de oro y plata, sería liberado. Atahualpa aceptó el trato pero Pizarro no cumplió su promesa. En julio de 1533, Atahualpa fue acusado de herejía y traición por los españoles. Fue llevado a un juicio, en el cual fue condenado a muerte. El día de su ejecución, Pizarro fue implacable. Atahualpa fue asesinado por los españoles, y su reino fue destruido.