La presura fue un movimiento artístico mexicano moderno que surgió en la década de los años 50's. Estaba relacionado con la Escuela de Pintura y Escultura de San Carlos, en la Ciudad de México, y fue iniciado por el maestro de pintura Francisco Corzas.
El objetivo principal de la presura era el de buscar una nueva forma de expresar el arte abstracto en México, alejándose de los estilos anteriores. Esto se logró a través de la experimentación con materiales y técnicas que no se habían utilizado antes, como el uso de la impresión mecánica, el granulado, y el uso de telas de colores.
La presura también fue influenciada por el arte mexicano popular, como el arte prehispánico y el arte colonial, así como por el arte europeo del siglo XX. Esta influencia se refleja en los temas y en los estilos de los artistas presuristas, así como en el uso de los materiales.
Los artistas presuristas buscaban crear una nueva forma de arte que pudiera contar la historia de México desde una perspectiva moderna. Esto se logró a través de la experimentación con distintos materiales y técnicas, pero también con la creación de obras que retrataban la vida cotidiana en México.
La presura fue un movimiento artístico que marcó un antes y un después en el arte mexicano moderno. Esta corriente se ha convertido en un referente en el mundo del arte, y ha influenciado a muchos de los artistas mexicanos contemporáneos.
La repoblación llamada presura fue una medida de la Edad Media que buscaba repoblar los territorios vacíos de población. Esta técnica se llevaba a cabo mediante el establecimiento de un nuevo vecindario, compuesto por personas de otras zonas. Esto se hizo en el siglo XIV, pero el término presura fue usado por primera vez en un documento en el año 1273. La repoblación significaba el traslado de familias de un lugar a otro, en busca de mejores condiciones de vida. Estas familias eran conducidas por un cabecilla que se encargaba de llevarlas a su nuevo hogar. Una vez llegados al lugar, se les entregaba una cantidad de tierra que podían usar para vivir y cultivar. Esta tierra se otorgaba como un precio por la presura realizada. A cambio, los cabecillas recibían una parte del producto de la tierra, además de una remuneración económica.
En aquella época, era común que los cabecillas de la repoblación fueran también los dueños de la tierra, lo que les permitía tener una gran influencia sobre los nuevos vecinos. Esto permitió que las familias que se establecían en los nuevos territorios tuvieran el apoyo de los cabecillas para mejorar sus condiciones de vida. Sin embargo, también llevó a una mayor explotación de los trabajadores por parte de los cabecillas, quienes se aprovecharon de la situación de los colonos para obtener mayores ganancias. Esto fue algo generalizado durante el siglo XIV, cuando la repoblación llamada presura fue una práctica común.
La repoblación se realizaba con el objetivo principal de llenar los territorios deshabitados, con el fin de aumentar la población. Esto se hacía a través de la migración de familias desde otros lugares, con el fin de establecerse en un lugar nuevo. El cabecilla era el encargado de llevar a las familias a su nuevo destino, y recibir a cambio una remuneración económica. Esta práctica fue muy común en la Edad Media, y fue conocida como la repoblación llamada presura.
Durante los siglos IX al XV, la Península Ibérica fue testigo de un gran número de procesos de repoblación. Esto se debió principalmente a la presencia de pueblos bárbaros, como los vikingos, los magiares y los árabes, que desplazaron a los pueblos cristianos de la región. Estos procesos de repoblación requerían de una reorganización y redistribución de la población, así como de nuevos mecanismos de producción y comercio. Esto llevó a la creación de diferentes tipos de repoblación en la Península Ibérica. Los principales tipos de repoblación que existieron en la península fueron la repoblación feudal, la repoblación de los monasterios y la repoblación urbana.
La repoblación feudal fue uno de los principales procesos de repoblación de la Península Ibérica. Esta repoblación se llevó a cabo mediante la concesión de títulos y tierras a la nobleza cristiana. Estas tierras eran asignadas a los nobles a cambio de servicios y tributos. Esta repoblación permitió a los nobles cristianos expandir su influencia y recuperar el territorio perdido. Además, esto contribuyó a la reorganización de la producción agrícola y ganadera, lo que resultó en un aumento de los ingresos de los nobles.
Otro tipo de repoblación importante fue la repoblación de los monasterios. Esta repoblación se llevó a cabo mediante la creación de monasterios en las zonas deshabitadas. Estos monasterios eran liderados por monjes cristianos, quienes eran responsables de la administración y producción agrícola de la región. Esta repoblación permitió a los monasterios expandir su influencia y controlar los recursos de la región. Además, esto contribuyó a la reconstrucción de la economía de la región.
Finalmente, la repoblación urbana fue otro proceso importante de repoblación en la Península Ibérica. Esta repoblación se llevó a cabo mediante la creación de nuevas ciudades en las zonas deshabitadas. Estas ciudades eran dirigidas por una élite cristiana, que estaba a cargo de la administración y producción de la región. Esta repoblación permitió a los cristianos ampliar su influencia y controlar los recursos de la región. Además, esto contribuyó a la revitalización de la economía de la región.
En conclusión, los principales tipos de repoblación que existieron en la Península Ibérica fueron la repoblación feudal, la repoblación de los monasterios y la repoblación urbana. Estos procesos de repoblación tuvieron un impacto significativo en la reorganización de la producción agrícola y comercial de la región. Además, esto contribuyó a la expansión de la influencia y el control de los recursos de los cristianos en la región.
Durante los siglos XI y XII, los reinos cristianos de la Península Ibérica realizaron un sistema de repoblación con el objetivo de ampliar sus territorios. Esta repoblación consistía en la colonización de tierras deshabitadas para asentar a nuevos habitantes. Esta estrategia permitió a los reinos cristianos expansión hacia el sur de la Península Ibérica, donde estaban los dominios musulmanes.
Este sistema de repoblación recibe el nombre de reconquista. Esta palabra deriva del latín "reconquesta" que significa recuperar, y hace referencia a la recuperación de los territorios perdidos por los reinos cristianos a manos de los musulmanes. La reconquista fue un proceso de larga duración, que duró más de siete siglos.
Durante la reconquista los reinos cristianos utilizaron una estrategia militar para recuperar los territorios perdidos. Esta estrategia se basaba en la toma de fortalezas y ciudades musulmanas y la repoblación de los territorios conquistados. Esta estrategia fue exitosa y los reinos cristianos lograron recuperar gran parte de los territorios perdidos.
La repoblación fue uno de los factores clave para la éxito de la reconquista. Esta repoblación consistía en la asentamiento de nuevos habitantes en las tierras recuperadas. Esta estrategia permitió a los reinos cristianos consolidar sus territorios y garantizar su control sobre estas tierras.
En conclusión, el sistema de repoblación realizado por los reinos cristianos en la Península Ibérica durante los siglos XI y XII recibe el nombre de reconquista y fue un factor clave para el éxito de esta estrategia de expansión.
Durante la Edad Media, la conquista de territorios fue uno de los principales objetivos de los señores feudales. Para conseguir esto, los señores feudales crearon un sistema de repoblación de estas tierras conocido como Repoblación. Esta era una forma de poblar y organizar el territorio recién conquistado.
Esta práctica consistía en la instalación de familias en el nuevo territorio para que trabajaran la tierra. Estas familias recibían en cambio una pequeña cantidad de dinero, un hogar y algunas tierras para trabajar. Esta era una forma de recompensar a aquellos que aceptaran trabajar en estas tierras conquistadas.
También se utilizaba el sistema de colonización, donde los colonos provenían de otras regiones, incluso de otros países. Estos colonos eran recibidos con grandes ofertas y privilegios para que aceptaran vivir y trabajar en el territorio conquistado. Esto ayudó a impulsar la economía del territorio, que de otra forma se habría estancado.
Otra forma de repoblación de las tierras conquistadas fue la de asentamiento. Esta práctica se utilizaba para otorgar tierras a los soldados que habían servido al señor feudal. Esto permitía a los soldados establecerse en el territorio conquistado y hacer una vida allí. Esto también contribuía a la economía local y ayudaba a asegurar la lealtad de los soldados al señor feudal.
En conclusión, durante la Edad Media, los señores feudales pusieron en práctica varios sistemas de repoblación de las tierras conquistadas. Estos incluyeron la repoblación, la colonización y el asentamiento. Esto ayudó a impulsar la economía local y a consolidar el control del señor feudal sobre el territorio conquistado.