El Reino de los Francos fue un estado de la Edad Media que existió entre el año 481 y el 843. Fue una organización política en la que los francos, una tribu germánica originaria de la región de Toxandria en los Países Bajos, ocuparon el lugar de los galianos, una antigua tribu celta. El reino fue creado por Clodoveo I, quien se consideraba descendiente de los antiguos reyes galos. El reino fue inicialmente una monarquía electiva, pero con el tiempo se convirtió en una monarquía hereditaria.
Durante el Reino de los Francos, el cristianismo fue la religión oficial. Esto fue posible gracias a la conversión de Clodoveo I al cristianismo, y a los esfuerzos de su hijo, Clodoveo II, para extender la influencia de la religión. El cristianismo fue la fuerza unificadora de la región, y los líderes religiosos tuvieron una gran influencia en la política. Además, el reino vio un aumento de la educación y el intercambio de ideas.
A lo largo de su existencia, el Reino de los Francos se expandió para incluir lo que hoy son los Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo, Francia, Alemania y Austria. Esto se logró gracias a la expansión militar de los reyes francos y a la unificación de los reinos alemanes bajo la bandera franca. Esta expansión también se vio reflejada en la cultura y la economía, que comenzaron a ser influenciadas por la civilización franca.
El Reino de los Francos fue uno de los primeros estados europeos modernos. Esto ayudó a establecer el camino para la moderna Europa occidental, que está influenciada por los valores y las ideas de los antiguos francos. El legado de la cultura franca también se puede ver en la lengua francesa, que aún se habla en la región.