La monarquía centralizada y autoritaria es una forma de gobierno en la que un monarca posee el poder absoluto y el gobierno central controla la mayor parte de la administración de los asuntos del Estado. Esta forma de gobierno se ha utilizado en varios países a lo largo de la historia, desde el imperio romano hasta el siglo XIX. El monarca es responsable de nombrar a los ministros y otros cargos importantes y de aprobar o rechazar las políticas del gobierno. El monarca también tiene la autoridad para declarar la guerra y firmar tratados.
En la monarquía centralizada y autoritaria, el monarca controla la legislación, el ejército y la economía. El gobierno no está sujeto a la discusión parlamentaria, sino que todas las decisiones se toman a través del monarca. El gobierno centralizado a menudo se acompaña de una fuerte censura de la prensa y los derechos civiles se limitan o incluso se eliminan por completo. El ejército generalmente se utiliza para represión de la disidencia y la oposición política.
En la monarquía centralizada y autoritaria, el monarca es el único responsable de las políticas gubernamentales. Esto significa que el monarca no está sujeto a ningún tipo de control, ni siquiera por el parlamento. Esto también significa que el gobierno no está sujeto a la discusión parlamentaria, sino que todas las decisiones se toman a través del monarca. El gobierno también tiene autoridad para promulgar leyes sin la aprobación del parlamento.
En general, la monarquía centralizada y autoritaria se caracteriza por una fuerte represión de la disidencia y la oposición política. Esta forma de gobierno se ha utilizado a lo largo de la historia en muchos países, pero ha sido generalmente rechazada en la actualidad como una forma de gobierno no democrática y antidemocrática.