La Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) fue una coalición política, liderada por el sacerdote católico José María Gil Robles, fundada en España en 1933. Esta coalición se formó para la defensa de los derechos de los católicos españoles, en respuesta a la laicismo impuesto por el anterior gobierno republicano.
La CEDA defendía la religión católica, el carácter autoritario del Estado, el nacionalismo español y la justicia social. Esta coalición se oponía a la propuesta republicana de separación de la Iglesia y del Estado. La CEDA también defendía la propiedad privada y la redistribución de la riqueza, así como el derecho a la propiedad, la libertad y la justicia.
La CEDA proponía restablecer el derecho a la propiedad privada, mejorar las condiciones de los trabajadores, reducir el desempleo, aumentar la producción agrícola, desarrollar la industria, mejorar la educación y promover la cultura. Esta coalición también proponía medidas para mejorar el orden público, reducir la presión fiscal y aumentar el bienestar de la población.
La CEDA buscaba lograr un equilibrio entre el mercado libre y el Estado de bienestar, con el fin de promover el desarrollo económico y social. Esta coalición también promovía la cultura y la justicia social, a través de la defensa de los derechos de los trabajadores y de los grupos más desfavorecidos de la sociedad.
La CEDA fue un movimiento político importante en el período de la Segunda República Española. Esta coalición logró un gran éxito electoral, alcanzando el poder en varias regiones de España, y fue una fuerza clave en la política española durante este periodo.
La Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), fue fundada en 1933 por el político y abogado José María Gil-Robles y Quiñones. Gil-Robles nació en Madrid, España el 5 de enero de 1890. Fue profesor de derecho constitucional en la Universidad de Madrid desde 1924. Además, fue diputado por la provincia de León en las Cortes Españolas desde 1933 hasta 1936.
En 1933, Gil-Robles se unió con un grupo de políticos conservadores para formar la CEDA. Esta coalición se propuso como una alternativa al Partido Reformista, que era un partido de centro-izquierda liderado por Alejandro Lerroux. Los ideales de Gil-Robles se basaban en el nacionalismo católico, el autoritarismo y la defensa de los intereses de la Iglesia católica.
Durante su mandato, Gil-Robles se esforzó por mantener el equilibrio entre los partidos de izquierda y derecha, así como por mantener el orden y la estabilidad en España. En 1935, fue nombrado ministro de la Guerra y, posteriormente, ministro de Asuntos Exteriores de España.
Después de la Guerra Civil Española, Gil-Robles se exilió en Francia. Allí, se unió al Partido Carlista y se dedicó a la enseñanza y al activismo político. Finalmente, murió en Madrid el 12 de febrero de 1980. Por su contribución a la política española, José María Gil-Robles se recordará para siempre como el fundador de la CEDA.
En 1933, la Segunda República Española estaba en su segundo año de existencia. La Segunda República Española fue proclamada el 14 de abril de 1931 como resultado de la abdicación del Rey Alfonso XIII. Esta nueva república se caracterizó por el establecimiento de una democracia con una representación parlamentaria y la aplicación de una ley fundamental. Niceto Alcalá Zamora fue elegido Presidente y José Sanjurjo fue nombrado jefe del Ejército.
Durante el primer año de la Segunda República, varias reformas radicales fueron aprobadas por los diputados, como la abolición de la monarquía y la reforma agraria. Estas reformas provocaron una fuerte oposición entre los grupos conservadores y provocaron una crisis política. En 1933 el gobierno estaba controlado por el Partido Radical Socialista, liderado por Alejandro Lerroux. El gobierno radical fue responsable de una serie de reformas económicas y legales, como la ley de amnistía, la ley de divorcio, la ley de seguridad social y la ley de trabajo.
En 1933, el gobierno radical fue sucedido por un gobierno de coalición, el Frente Popular, liderado por Manuel Azaña. El Frente Popular fue responsable de la aprobación de varias reformas radicales, como la abolición de la pena de muerte, la ley de libertad religiosa, la ley de libertad de prensa, la ley de libertad de asociación y la ley de libertad de reunión. Estas reformas provocaron una fuerte oposición entre los grupos conservadores y desencadenaron una serie de conflictos políticos y sociales que culminaron con el inicio de la Guerra Civil Española en 1936. El Frente Popular gobernó España hasta el 18 de julio de 1936, cuando el gobierno fue derrocado por un golpe de Estado que llevó al poder al general Francisco Franco.
El Frente Popular fue una coalición política española formada tras la victoria de la izquierda en las elecciones generales de febrero de 1936. Esta coalición estaba formada por distintos partidos de izquierda y organizaciones obreras, y fue liderada por el Partido Comunista de España (PCE), el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el Partido Republicano Federal (PRF).
El Frente Popular se caracterizó por una mezcla de reformas sociales y políticas, así como por su énfasis en la unidad de los trabajadores y el movimiento obrero. Estas reformas incluyeron la nacionalización de empresas y la redistribución de la tierra. La coalición también se comprometió a luchar contra el fascismo y los partidos de derecha que se oponían a sus políticas.
Los líderes del Frente Popular también se comprometieron a luchar contra la corrupción y el abuso de poder, así como a promover una economía más justa. Estas reformas se vieron reforzadas por la creación de una nueva Constitución en 1931, que otorgaba derechos a los trabajadores y proporcionaba una base legal para la protección de los derechos humanos. Esto fue particularmente importante para los trabajadores rurales y urbanos.
Sin embargo, el Frente Popular fue visto con desconfianza por muchos sectores de la derecha y el gobierno de la Segunda República Española trató de limitar los poderes de la coalición. Esto llevó a una creciente polarización de la política española, que culminó con la Guerra Civil en julio de 1936.
En general, el Frente Popular fue un movimiento que buscaba promover los derechos de los trabajadores, reducir la desigualdad económica y combatir el fascismo. Aunque el movimiento fue breve, sus líderes y sus reformas dejaron una huella profunda en la historia de España.
La República española fue una etapa de la historia de España que comenzó el 14 de abril de 1931 con el golpe de Estado de la Dictadura de Primo de Rivera y que terminó con la victoria de Francisco Franco en la Guerra Civil española el 1 de abril de 1939. Durante este periodo, España se convirtió en una de las democracias más avanzadas de la época, con el establecimiento de muchos derechos humanos y la modernización de la economía y la sociedad.
Sin embargo, la República española fue marcada por el radicalismo de muchos de sus líderes políticos, que llevaron a una polarización de la sociedad española entre partidos de izquierda y de derecha. Esta polarización llegó a un punto crítico en 1936 cuando los rebeldes del Partido Nacionalista Español, liderados por Francisco Franco, se sublevaron contra el gobierno de la República. La rebelión se convirtió rápidamente en una guerra civil entre el gobierno y los rebeldes, con ambos lados recibiendo el apoyo de potencias extranjeras.
Tras tres años de guerra, que dejaron a España devastada, los rebeldes liderados por Franco finalmente vencieron al gobierno de la República el 1 de abril de 1939, poniendo fin al periodo de la República española. Con la victoria de Franco, España entró en un periodo de dictadura que duró hasta 1975, cuando se celebraron las primeras elecciones democráticas después de la muerte de Franco.