Los arrianos son una secta cristiana nacida en el siglo IV en la ciudad de Arrio, en la actual Turquía. Esta secta desarrolló una forma particular de entender la doctrina cristiana, con una interpretación literal de las Escrituras. Los arrianos creen en la Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo), aunque niegan la igualdad de los tres miembros de la Trinidad. Para los arrianos, el Hijo de Dios es una criatura creada por el Padre. Los arrianos fueron muy influyentes en la Iglesia primitiva, y su doctrina fue condenada por el Primer Concilio de Nicea en el año 325. A pesar de ello, los arrianos continúan practicando su fe, especialmente en países como Estados Unidos, donde tienen una gran presencia.
Los arrianos también rechazan la doctrina de la Encarnación (que Cristo es verdadero Dios y verdadero hombre). En su lugar, creen que el Hijo de Dios es una criatura divina que fue enviada por el Padre para salvar al mundo. Los arrianos también niegan la inmaculada concepción de María, la madre de Cristo, y rechazan la idea de que ella fue concebida sin pecado. Además, creen que Cristo fue crucificado para pagar el precio del pecado, pero que no fue destruido por el pecado, sino que fue trasladado al cielo.
Los arrianos creen en la resurrección de los muertos y en un juicio final, en el que los pecadores serán condenados al infierno. También creen que la salvación es solo para aquellos que aceptan a Cristo como su Salvador y que se arrepienten de sus pecados. Finalmente, creen en el libre albedrío y en la necesidad de vivir una vida de rectitud moral para obtener la salvación.