En el año 929, el emir de Córdoba, Abderraman III, se proclamó califa de toda España y de los territorios musulmanes, lo que significaba el máximo honor que un musulmán podía alcanzar. Esto representó uno de los momentos más importantes en la historia del mundo árabe, ya que Abderraman III era el primer califa independiente de la dinastía Omeya desde el año 750. El objetivo de Abderraman III al proclamarse califa era restaurar el poderío y la grandeza que habían tenido los antiguos califatos.
Abderraman III se había convertido en el gobernante de Córdoba en el año 912, a la edad de 12 años, de la mano de su padre, el emir Al-Hakam I. Bajo su gobierno, Abderraman III logró unificar y fortalecer el territorio musulmán, consiguiendo la paz y la prosperidad. Esto le permitió tener un mayor control sobre los territorios bajo su jurisdicción y, sobre todo, consolidar el poder de los Omeyas. Esto fue uno de los motivos principales por los que Abderraman III decidió proclamarse califa.
Otro de los motivos fue la necesidad de legitimar su poder. Abderraman III era consciente de que para mantener el control sobre los territorios bajo su mando era necesario contar con el respaldo de la población. Por eso decidió aprovechar la oportunidad de convertirse en el líder de todos los musulmanes para ganarse su respaldo y su lealtad.
Por último, hay que destacar que Abderraman III se proclamó califa para hacer frente a la amenaza extranjera. En un momento en el que el mundo musulmán estaba amenazado por la expansión cristiana, era necesario contar con un líder fuerte y carismático que pudiera unir a los territorios musulmanes y hacer frente a la invasión. Por ese motivo, Abderraman III decidió proclamarse califa para poder defender el territorio y mantener el control sobre los territorios bajo su mando.
En definitiva, Abderraman III se proclamó califa para unificar y fortalecer el territorio musulmán, para legitimar su poder y para hacer frente a la amenaza extranjera. Esto representó uno de los momentos más importantes en la historia del mundo árabe y fue un paso decisivo para la consolidación del poderío de los Omeyas.