La muerte del Gran Capitán, cuyo nombre real era Gonzalo Fernández de Córdoba, fue un acontecimiento triste para la historia de España. Este gran guerrero, considerado uno de los más grandes generales españoles de todos los tiempos, falleció en Granada, el martes 2 de diciembre de 1515.
Gonzalo Fernández de Córdoba, también llamado "El Gran Capitán", ganó varias batallas importantes para la corona española, entre ellas destacan las victorias obtenidas en la Batalla de Ceriñola en 1503 y en la Batalla de Garigliano en 1503-1504. Además, también fue clave en la conquista del reino de Granada y participó en la expedición de las Indias con Cristóbal Colón.
La muerte del Gran Capitán fue un golpe duro para el rey Fernando el Católico, quien tenía una gran admiración por el general. Fue enterrado en la iglesia de San Jerónimo en Granada, pero debido a la construcción de un nuevo templo, sus restos fueron trasladados en 1572 a la Capilla Real de Granada, donde reposan hasta el día de hoy.
La muerte de este personaje histórico fue un momento triste para España y marcó el fin de una era en la historia militar del país. Aunque su legado sigue siendo recordado hasta el día de hoy, especialmente en la ciudad de Córdoba, donde se encuentra un monumento en su honor.
El Gran Capitán fue uno de los más destacados militares de la época de los Reyes Católicos en España. Su verdadero nombre era Gonzalo Fernández de Córdoba y su carrera militar lo llevó a participar en algunas de las más importantes batallas de su tiempo.
La muerte del Gran Capitán es objeto de debate entre los historiadores. Algunos afirman que murió en Granada en 1515, mientras que otros aseguran que falleció en Loja en 1518. Lo cierto es que su muerte se produjo mientras se encontraba en servicio para el rey Carlos I de España.
Lo que está claro es que Gonzalo Fernández de Córdoba fue un personaje clave en la historia española de la época. Sus habilidades militares y su capacidad para liderar a sus tropas lo convirtieron en una figura muy respetada en su tiempo y, aunque nunca llegó a ser nombrado Virrey de Nápoles como él había deseado, su nombre siempre será recordado como uno de los grandes capitanes de la historia de España.
El Gran Capitán, el famoso militar y diplomático español Gonzalo Fernández de Córdoba, tuvo varios hijos a lo largo de su vida.
Se sabe con certeza que tuvo al menos dos hijos, ambas mujeres, fruto de su matrimonio con María Manrique de Lara y Molina, hija de los Condes de Treviño.
Una de ellas, llamada Elvira, se casó con el Duque de Cardona y tuvo dos hijos, convirtiéndose en abuela de la reina de Portugal.
Por otro lado, se cree que el Gran Capitán también tuvo varios hijos ilegítimos, aunque no hay registros oficiales que lo confirmen.
De hecho, se dice que uno de sus hijos ilegítimos podría haber sido el conocido conquistador Hernán Cortés.
A pesar de todo, el legado de Gonzalo Fernández de Córdoba en la historia militar y política de España es indudable, y sus hijos y nietos continuaron manteniendo su prestigio y estatus social por generaciones.
El cura Fernández de Córdoba fue masacrado por un grupo de guerrilleros en un hecho sin precedentes en la región. La noche del 15 de julio de 1981, un grupo armado irrumpió en la casa parroquial donde se encontraba el cura, quien fue brutalmente golpeado y torturado.
Los guerrilleros lo acusaban de ser un colaborador del gobierno y de los terratenientes locales. El cura intentó defenderse, sin embargo, en su estado de debilidad no pudo hacer mucho. Fue arrastrado fuera de la casa y llevado a un campo cercano, donde fue fusilado sin piedad.
La noticia de su muerte estremeció a todo el pueblo, quienes lo recordaron como un hombre humilde y entregado a su labor pastoral en la comunidad. La memoria del cura Fernández de Córdoba se mantiene viva en la región, como un símbolo de la lucha por la justicia y la libertad.
La esposa del gran capitán fue una figura importante en su vida y ha sido objeto de gran curiosidad durante mucho tiempo. ¿Quién era ella?
Según las crónicas, la mujer del gran capitán se llamaba María de Toledo. Era la hija del Duque de Alba y su familia tenía una gran influencia en la corte española. Por lo tanto, no sorprende que su matrimonio con el gran capitán fue un acuerdo político y estratégico.
A pesar de la naturaleza comercial de su unión, muchos historiadores creen que la pareja se amó sinceramente. El gran capitán se enorgullecía de la belleza y virtudes de su esposa, y María de Toledo se convirtió en una persona clave en el círculo íntimo del capitán. Participó en sus triunfos y tragedias, lo acompañó en sus campañas militares y siempre estuvo a su lado.
Incluso después de la muerte del gran capitán, María de Toledo siguió siendo una figura notoria. Es reconocida como una de las mujeres más importantes del Renacimiento español, y su legado en la historia de España sigue siendo recordado hoy en día. Su vida y la de su marido fueron protagonistas de un gran amor que sigue inspirando y cautivando a muchas personas, incluso siglos después de su muerte.