La doctrina religiosa de los visigodos en la península ibérica fue influenciada por diferentes culturas y creencias a lo largo de los siglos.
Los visigodos, un pueblo germánico que migró hacia la península ibérica en el siglo V, se convirtió al cristianismo y adoptó una variedad de prácticas y creencias durante su periodo de gobierno en la península.
En el siglo VI, los visigodos adoptaron la herejía ariana, que enseñaba que Jesucristo era un ser creado por Dios y no igual a él. Esta creencia fue rechazada por el Concilio de Toledo en 589, donde el obispo de Toledo, Leandro, promovió la creencia de la Santísima Trinidad, que afirmaba que Dios existía en tres personas distintas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
La iglesia visigoda continuó evolucionando a lo largo de los siglos y adoptó diferentes prácticas y creencias, como la veneración de santos y la creencia en la transubstanciación, que enseña que el pan y el vino del sacramento se transforman literalmente en el cuerpo y la sangre de Cristo durante la misa.
En general, la doctrina religiosa de los visigodos en la península ibérica se caracterizó por una mezcla de elementos germánicos y romanos, y su influencia se puede ver en la cultura y la religión de España y Portugal hasta el día de hoy.
Los visigodos eran una tribu germánica que se estableció en la región de Europa central conocida como la actual Suecia. Durante su migración hacia el sur, los visigodos se encontraron con diversas culturas y religiones, incluyendo la creencia en los dioses nórdicos y las religiones romanas.
Antes de su conversión al catolicismo en el siglo VI, los visigodos practicaban una religión politeísta similar a la de los pueblos germánicos. Adoraban a una serie de dioses, entre ellos el dios del trueno (Thor), el dios de la guerra (Odín) y la diosa de la fecundidad (Frigg). Aunque tenían un panteón complejo, cada deidad tenía su papel específico en la vida cotidiana y en la mitología visigoda.
Además de estos dioses, los visigodos también creían en los espíritus y los poderes de la naturaleza. Los bosques, los ríos y las montañas eran considerados lugares sagrados, y se realizaban frecuentemente ofrendas para honrar a estos espíritus.
Sin embargo, con su establecimiento en el Imperio Romano, los visigodos comenzaron a adoptar la religión cristiana. En el siglo IV, muchos visigodos habían sido bautizados en la fe cristiana, aunque no todos ellos se convertirían completamente hasta mucho más tarde.
En definitiva, los visigodos practicaban una religión politeísta similar a la de otros pueblos germánicos antes de su conversión al catolicismo durante su establecimiento en el Imperio Romano. Aunque no se sabe mucho sobre sus prácticas religiosas específicas, se cree que su panteón de dioses y su creencia en los espíritus de la naturaleza se mantuvieron durante su periodo de formación.
El cristianismo llegó a la península ibérica en el siglo I d.C., durante el periodo romano. Los primeros cristianos eran principalmente judíos convertidos. Fue durante el siglo III cuando empezó a expandirse el cristianismo en la península ibérica, pero fue una expansión lenta y difícil debido a la persecución de los romanos. El Edicto de Milán en el año 313, que concedió la tolerancia religiosa al cristianismo, marcó un punto de inflexión importante para su expansión en la península ibérica. A partir de entonces, el cristianismo se propagó más rápidamente por toda la península.
No fue hasta el siglo IV cuando el cristianismo se convirtió en la religión predominante en la península ibérica. Bien entrado el siglo V, los visigodos convirtieron al cristianismo alrededor del año 587 y lo convirtieron en la religión oficial del reino visigodo. Durante la época de la reconquista, el cristianismo fue utilizado como herramienta de avance político y territorial, lo que llevó a la expansión del cristianismo por toda la península ibérica.
Hoy en día, el cristianismo sigue siendo la religión predominante en la península ibérica, con una fuerte presencia católica en España y Portugal y una creciente presencia protestante en algunos lugares.
La llegada de los visigodos a la península ibérica ocurrió a mediados del siglo V después de Cristo, cuando los romanos abandonaron la Hispalis, ciudad que hoy en día conocemos como Sevilla. Los visigodos eran una tribu germánica de Oriente que había emigrado del este de Europa para establecerse en la Europa occidental.
El líder de los visigodos fue Alarico, quien a lo largo de su vida tuvo muchos conflictos con los romanos. De hecho, fue él quien saqueó la ciudad de Roma en el año 410. Cuando los romanos abandonaron la Hispalis, los visigodos aprovecharon la oportunidad para establecerse en la península ibérica.
Los visigodos se asentaron en la península ibérica y se convirtieron al cristianismo. Su cultura y tradiciones germánicas tuvieron influencia en la península ibérica y en la convivencia con la población autóctona ibérica. Fue en el año 507 cuando el rey visigodo Alarico II se convirtió en el primer rey cristiano de la península ibérica.
La llegada de los visigodos a la península ibérica marcó el fin del período romano y el comienzo del período germánico. La cultura visigoda tuvo una fuerte influencia en la península ibérica durante varios siglos. Su llegada y asentamiento en la península ibérica puede ser considerada como un punto de inflexión en la historia de España y de Europa.
El rey visigodo que suprimió el arrianismo, la religión que practicaban los visigodos, fue Recaredo I.
Recaredo I fue el hijo de Leovigildo, rey visigodo conocido por haber unificado gran parte de la Península Ibérica bajo el dominio visigodo.
Es importante mencionar que el arrianismo era la religión oficial de los visigodos desde el año 589 d.C. y que Recaredo I aceptó el catolicismo en el III Concilio de Toledo en el año 589 d.C.
La adopción del catolicismo por parte de Recaredo I marcó el inicio de la implantación del cristianismo en la Península y la supresión del arrianismo.