La disputa por el trono de Castilla fue un conflicto político y sucesorio que tuvo lugar en el siglo XV en el reino de Castilla. La principal figura en este enfrentamiento fue Enrique IV, quien enfrentó a varios contendientes durante su reinado.
Uno de los principales factores que causaron esta disputa fue la debilidad del reinado de Enrique IV y su falta de hijos varones. Además, el matrimonio de Enrique con Juana de Portugal no produjo un heredero varón y la infidelidad del rey provocó la posible ilegitimidad de su hija, Juana la Beltraneja.
El enfrentamiento comenzó cuando Alfonso de Castilla, hermano de Enrique, se rebeló contra el rey y se autoproclamó como el legítimo heredero al trono. Otras figuras importantes en este conflicto fueron el duque de Medina Sidonia y el conde de Haro, quienes también se posicionaron como posibles herederos.
El conflicto se agravó con la muerte prematura de Alfonso de Castilla y la llegada de los Reyes Católicos al poder. La guerra civil se intensificó, y Juana la Beltraneja fue proclamada reina por un grupo de nobles en Ávila en 1470.
Finalmente, el conflicto terminó en 1479 cuando los Reyes Católicos llegaron a un acuerdo con Juana la Beltraneja y su esposo, Afonso V de Portugal, en el Tratado de Alcáçovas. La paz fue restaurada en Castilla y se inició una nueva era de estabilidad.
La guerra de sucesión en Castilla fue un conflicto bélico que tuvo lugar entre 1475 y 1479. Durante este periodo, dos bandos se enfrentaron en una lucha por el trono del reino de Castilla. Por un lado, el bando de Isabel I de Castilla, apoyado por la Corona de Aragón y el reino de Portugal. Por otro lado, el bando de Juana la Beltraneja, que contaba con el respaldo de la nobleza castellana.
La causa principal de la guerra de sucesión fue la disputa por el trono después de la muerte de Enrique IV de Castilla, ya que no tenía descendencia y, por lo tanto, no había un heredero directo. Esto llevó a una lucha por el poder entre los dos bandos mencionados anteriormente. Isabel I, como hija de Juan II de Castilla, era la hermanastra de Enrique IV, por lo que tenía cierta legitimidad en la lucha por la sucesión. Sin embargo, la nobleza castellana apoyó a Juana la Beltraneja, quien era sobrina de Enrique IV.
El conflicto se prolongó durante varios años y tuvo varias batallas decisivas, entre ellas la de Toro. Finalmente, Isabel I de Castilla logró imponerse y, tras la firma del Tratado de Alcáçovas, se convirtió en la reina de Castilla y Aragón. De esta manera, se abrió una nueva etapa en la historia de España, en la que se consolidó la unión de los reinos de Castilla y Aragón bajo una misma monarquía.
La Guerra Civil Castellana fue un conflicto armado que tuvo lugar entre 1464 y 1470 en el Reino de Castilla, y que enfrentó a los medio hermanos Enrique IV de Castilla y Alfonso de Castilla.
El origen del conflicto se encontraba en la sucesión a la corona de Castilla. Enrique IV era hijo de Juan II de Castilla y de su segunda esposa, Isabel de Portugal, mientras que Alfonso era fruto del matrimonio de Juan II y de su primera esposa, María de Aragón. Al ser la primera esposa la consorte principal, Alfonso tenía derecho a ser nombrado heredero.
Sin embargo, Enrique IV logró hacerse con la corona en 1454, y la tensión entre medio hermanos se agravó aún más cuando el rey se casó con Juana de Portugal, lo que hizo temer a los partidarios de Alfonso que el trono quedara definitivamente en manos de los hijos que pudiera engendrar ese matrimonio.
Alfonso se rebeló contra su hermano en varias ocasiones, aunque sus intentos fueron infructuosos y finalmente falleció en extrañas circunstancias en 1468. Su muerte, así como la de su hijo Juan, provocó que los partidarios de Alfonso se agruparan en torno a Isabel la Católica y que se desencadenara la guerra civil que tuvo como objetivo final acabar con los enfrentamientos.
Isabel de Castilla fue una de las monarcas más importantes de España, sin embargo, su acceso al trono no estuvo exento de dificultades. En su época, el trono era disputado por varios pretendientes que se consideraban con derecho a gobernar.
Uno de los principales rivales de Isabel fue su medio hermano, Enrique IV de Castilla. Este monarca tenía fama de no ser un buen gobernante y muchos consideraban que su sobrina era más apta para el trono. Pero Enrique no estaba dispuesto a ceder su puesto y por eso intentó deslegitimar el derecho de Isabel a gobernar, llegando incluso a acusarla de no ser su verdadera hija.
Otro de los contendientes fue el rey de Portugal, Alfonso V. Este monarca había prometido matrimonio a Isabel, pero después se casó con su prima Juana la Beltraneja, a quien muchos consideraban la legítima heredera del trono. Alfonso aprovechó la situación para invadir Castilla y disputarle el trono a Isabel.
Finalmente, el otro gran rival de Isabel fue su propio marido, Fernando de Aragón. Cuando ambos se casaron, Fernando era un príncipe sin poder y sin tierras, pero Isabel le otorgó la Granada y el acceso al trono de Aragón. Con el tiempo, Fernando comenzó a considerarse igual de importante que su esposa y llegó a disputarle el poder en varias ocasiones.
En conclusión, Isabel de Castilla tuvo varios enemigos que le disputaron el acceso al trono, entre ellos su propio hermano, el rey de Portugal y su esposo. Pese a todos estos obstáculos, Isabel logró reinar con éxito y dejar un legado histórico que aún perdura en la memoria colectiva del pueblo español.
Enrique IV de Castilla fue rey durante un tiempo muy convulso en la historia de España. Uno de los misterios que aún hoy sigue sin resolverse es quién fue el responsable de su envenenamiento. Esta tragedia ocurrió en el año 1474, cuando el monarca tenía solo 52 años.
Existen muchas teorías sobre quién pudo estar detrás de este crimen tan atroz. Algunas apuntan a que podría haber sido su propia esposa, Juana de Portugal, quién logró poner veneno en su comida o bebida. Otros creen que quizás fueron los nobles que no estaban contentos con su gobierno y los cambios que estaba haciendo en la corte.
En cualquier caso, lo cierto es que nunca se ha podido confirmar con seguridad quién fue el responsable de la muerte de Enrique IV de Castilla. Por eso, todavía hoy este hecho sigue siendo uno de los más misteriosos de la historia de España. Hay quienes incluso piensan que se trató de un accidente, debido a que en esa época era muy común el envenenamiento accidental por comer alimentos con altas concentraciones de plomo.
En cualquier caso, el envenenamiento de Enrique IV de Castilla marcó un antes y un después en la historia de España. Su muerte afectó a muchas personas y provocó una gran crisis política, que iría evolucionando hasta la revuelta conocida como "Guerra de las dos Rosas". Por lo tanto, podemos decir que este hecho marcó un punto de inflexión en la historia de España, que aún hoy sigue siendo recordado y debatido por los historiadores y expertos en la materia.