En el año 1870, el Gobierno Español estaba liderado por Amadeo de Saboya, quien había sido elegido como rey de España en 1870. El reinado de Amadeo de Saboya no fue fácil ya que España estaba en una situación de crisis política y económica. Además, la insurrección política en Cuba y la intransigencia Carlista en la Península Ibérica generaba gran descontento en la población.
La estructura del Gobierno en 1870 estaba constituida por el Consejo de Ministros, el cual estaba compuesto por varias figuras importantes, como el ministro de Hacienda, el de Exteriores, el de la Guerra, entre otros. El Consejo de Ministros era el órgano principal del Gobierno, encargado de tomar decisiones y de proponer leyes.
En ese contexto de crisis política y económica, el Gobierno Español tuvo que tomar medidas urgentes para tratar de resolver los problemas del país. Entre las medidas más destacadas, se llevó a cabo una reforma electoral que permitió la ampliación de la base electoral y se estableció el sufragio universal masculino.
A pesar de las dificultades, durante el Gobierno de Amadeo de Saboya se avanzó en la modernización de España, se llevaron a cabo importantes proyectos de infraestructura, se promovió la educación y se puso en marcha un conjunto de medidas de política económica que incentivaron el desarrollo industrial del país. Aunque su gobierno fue breve, su legado y sus ideas tuvieron una gran influencia en el desarrollo posterior de España.
En 1870, España estaba buscando un nuevo rey después de que la monarquía anterior fuera expulsada del país en 1868. Se inició un proceso de elección para encontrar al candidato más adecuado para ocupar el trono.
Entre los candidatos, destacó la figura del príncipe Amadeo de Saboya, quien finalmente fue elegido rey de España en 1870. Amadeo llegó al trono como un extranjero, pero tenía una amplia experiencia militar y política en Italia.
El reinado de Amadeo de Saboya estuvo marcado por numerosos desafíos, como la oposición política y los cambios en la estructura del gobierno. Sin embargo, también se le atribuyen importantes reformas sociales y políticas que modernizaron España durante el siglo XIX.
A pesar de los esfuerzos de Amadeo para mejorar la situación del país, no tuvo el apoyo popular necesario y su reinado duró solo tres años. En 1873, presentó su renuncia y se marchó de España, provocando una nueva crisis política en el país.
Aunque el reinado de Amadeo fue breve, su legado continúa siendo importante para entender la historia de España en el siglo XIX. Fue el primer rey elegido por el pueblo español, estableciendo un precedente importante para el futuro de la monarquía en la nación.
En el año 1871, España era gobernada por el Rey Amadeo I de Saboya, quien había sido proclamado como monarca constitucional en 1870.
Amadeo I fue el segunda monarca en el siglo XIX después de Isabella II, quien fue depuesta después de la Revolución de 1868 y la creación de una nueva constitución.
El gobierno durante el reinado de Amadeo I estuvo liderado por el Presidente del Consejo de Ministros Francisco Serrano Domínguez, quien había liderado la Revolución de 1868 y había sido el presidente provisional del gobierno tras el exilio de Isabella II.
El reinado de Amadeo I estuvo marcado por la inestabilidad política y la tensión entre los diferentes partidos políticos, finalmente en 1873 renunció a la corona y España se convirtió en una república.
El gobierno de España en 1868 estaba regido por la reina Isabel II, la cual tenía como principal apoyo al partido conservador liderado por el general Narváez. Sin embargo, el descontento social y político alcanzó su punto crítico en septiembre de ese mismo año, cuando un levantamiento en Madrid obligó a la reina a nombrar a un nuevo primer ministro, Francisco Serrano.
Este cambio de gobierno no calmó los ánimos de los sectores más radicales y, en octubre de 1868, se produjo un nuevo levantamiento en el que participaron militares y civiles descontentos con el régimen del que era acusado Narváez. La revolución tuvo éxito y la reina Isabel fue obligada a abdicar en su hijo, Alfonso XII, y exiliarse con su familia.
El gobierno provisional que se estableció tras la revolución fue liderado por Serrano y formado por una coalición de liberales y progresistas, que pusieron en marcha una serie de reformas para modernizar el país y establecer una monarquía constitucional. Entre las reformas más significativas se encontraba la abolición de la esclavitud en las colonias españolas y la aprobación de la Constitución de 1869, que establecía un sistema de gobierno parlamentario y una serie de derechos y libertades.
En definitiva, en 1868 España se encontraba en un momento de profundos cambios políticos y sociales, marcado por la revolución que derrocó a una monarquía absolutista y estableció las bases para una nueva forma de gobierno constitucional. Aunque hubo cierta resistencia por parte de los sectores más conservadores, el gobierno provisional liderado por Serrano logró consolidar su poder y llevar a cabo las reformas necesarias para modernizar el país.
En 1869, España estaba gobernada por el general Francisco Serrano, quien había tomado el poder en 1868 tras la caída de Isabel II. Serrano, que había sido uno de los líderes del levantamiento, había sido nombrado presidente del gobierno provisional.
Su mandato fue marcado por sucedidos políticos importantes, como la aprobación de una nueva Constitución en 1869 y la guerra en Cuba. Sin embargo, su gobierno también enfrentó importantes protestas y revueltas, especialmente entre los republicanos y los obreros.
En 1869, Serrano formó un nuevo gobierno compuesto por conservadores y liberales, pero su mandato fue corto. En 1870, fue sustituido por Francisco S. de Borbón, quien se convirtió en el nuevo rey de España.