Durante el Bienio Reformista, un período crítico en la historia de España, muchas figuras políticas de alto perfil tuvieron un papel influyente en la implementación de reformas significativas en el país. Entre estas figuras destacadas encontramos al presidente del Gobierno, Manuel Azaña, y al líder del Partido Radical, Alejandro Lerroux.
Mientras que Azaña lideró el proceso de reforma en temas clave como la educación, la cultura y el ejército, Lerroux jugó un papel fundamental en la reducción del número de funcionarios públicos y en la reforma agraria. Ambos políticos trabajaron juntos para implementar cambios significativos en el sistema político, incluyendo la aprobación de una nueva Constitución que aumentó la libertad de prensa y la igualdad ante la ley.
A su vez, la influencia del Partido Comunista de España también fue importante en el Bienio Reformista, especialmente en la lucha por los derechos laborales y la protección de los trabajadores. Los comunistas tuvieron un papel crítico en la aprobación de la ley de huelga y en la creación de sindicatos libres y independientes.
En definitiva, el Bienio Reformista fue liderado por un conjunto de figuras políticas influyentes que trabajaron juntas para llevar a cabo cambios significativos en España. Los esfuerzos de la coalición liderada por Azaña, la influencia del Partido Radical y el papel crítico del Partido Comunista de España, fueron factores fundamentales en la transformación del país hacia una democracia moderna.
En el año 1936, España se encontraba bajo el régimen político de la Segunda República Española, encabezado por el presidente Manuel Azaña, quien había sido elegido en las elecciones generales de 1936. Este gobierno se caracterizó por ser una etapa de grandes cambios y transformaciones de carácter social, político y cultural.
La Segunda República Española se inauguró en 1931, tras la caída de la monarquía de Alfonso XIII. Durante los primeros años de gobierno, la situación política y social de España fue muy agitada y comprometida, con diversos movimientos políticos y sociales que se enfrentaban entre sí, así como con una crisis económica y una mala gestión del gobierno. Sin embargo, los meses previos a 1936 fueron momento de una cierta paz social y económica.
Es importante destacar que, en los años previos al estallido de la Guerra Civil, el gobierno de la Segunda República Española estaba liderado por diferentes partidos políticos, como el Partido Socialista Obrero Español, el Partido Comunista de España, el Partido Republicano Radical, entre otros. Estos partidos formaron una coalición conocida como el Frente Popular, que ganó las elecciones generales de febrero de 1936.
En resumen, durante el año 1936, España se encontraba bajo el gobierno de la Segunda República Española, liderado por el presidente Manuel Azaña. Este régimen político fue una etapa de grandes transformaciones y cambios, aunque también estuvo marcado por una fuerte agitación y conflictividad social, y estaba liderado por una coalición de diferentes partidos políticos, conocida como el Frente Popular.
En 1931, España estaba gobernada por el rey Alfonso XIII, quien había asumido el trono en 1902 tras la muerte de su padre.
Su gobierno se caracterizó por una constante inestabilidad política, social y económica, que llegó a su punto máximo en 1931, cuando se produjo la proclamación de la Segunda República.
La proclamación de la Segunda República significó el fin del reinado de Alfonso XIII y de su régimen autoritario, y el inicio de una etapa de profundos cambios políticos, sociales y económicos en España.
En resumen, en 1931, el rey Alfonso XIII gobernaba España, pero su régimen iba a ser reemplazado por la Segunda República ese mismo año, lo que marcaría el comienzo de una nueva era en la historia del país.
El bienio negro fue un periodo de la historia de España que comprendió los años 1933 y 1934, en el que se vivieron graves tensiones políticas y sociales. Durante este tiempo, el país estuvo gobernado por la CEDA, una coalición de partidos de derecha.
El presidente del Gobierno durante el bienio negro fue Alejandro Lerroux, quien lideró una coalición de partidos de centro-derecha conocida como el Bloque Radical-Cedista. La elevación de Lerroux al poder en 1933 fue posible gracias al apoyo de las fuerzas políticas de derecha, incluyendo a la CEDA.
El gobierno de Lerroux estuvo marcado por un clima de inestabilidad política y social. Hubo numerosas huelgas y manifestaciones, en las que se reclamaba una mejora de las condiciones de vida de los trabajadores y una mayor democratización del país.
En 1934, la situación se agravó aún más con el levantamiento obrero y campesino conocido como la Revolución de Asturias. La respuesta del gobierno de Lerroux fue contundente: envió al ejército para sofocar la insurrección, que causó miles de muertos y heridos.
A pesar de que el gobierno de Lerroux logró mantenerse en el poder durante todo el bienio negro, su gestión fue muy criticada por gran parte de la sociedad española. En 1935, al no lograr aprobar los presupuestos generales del Estado, tuvo que dimitir y fue sustituido por Manuel Azaña, quien lideró un gobierno de coalición de izquierdas.
En el año 1934 estaba gobernando como presidente de la República el político español Niceto Alcalá-Zamora.
Alcalá-Zamora nació en la ciudad de Priego de Córdoba en 1877 y estudió leyes y filosofía en la Universidad Central de Madrid.
Fue elegido como presidente de la República en 1931 y ocupó ese cargo hasta 1936, año en que se produjo un golpe de estado que inició la Guerra Civil Española. Durante su mandato, se destacó por promover una política de diálogo y reconciliación entre las diversas fuerzas políticas y sociales de España.
Después de la Guerra Civil y la instauración de la dictadura franquista, Alcalá-Zamora se exilió en Argentina, donde murió en 1949.