Los fenicios se establecieron en la costa sur de España hace más de 2.500 años. Esta civilización se originó en el actual Líbano, en la región de Siria. Fue una de las primeras culturas marítimas de la historia. Se expandieron por el Mar Mediterráneo, estableciendo varias colonias en la costa española.
Estas colonias se ubicaban especialmente en Andalucía, en la provincia de Málaga y en la costa mediterránea de la provincia de Almería. En estas zonas encontramos las ruinas de la ciudad fenicia de Baelo Claudia, situada en el actual municipio de Tarifa. En el actual municipio de Alcalá de los Gazules, se encuentran los restos de la ciudad fenicia de Gadir.
Los fenicios tuvieron una gran influencia en la cultura española. Esta influencia era visible en fiestas, costumbres, mitos y leyendas. También influyeron en el lenguaje de los españoles. Estas palabras provenientes de los fenicios son aún usadas en España, como por ejemplo, la palabra "olivo", que proviene de la palabra fenicia "elyo".
Los fenicios también influyeron en el comercio y en la economía de España. Esta civilización fue responsable del desarrollo de la industria del salazón y del comercio del vino y el aceite. Estas industrias fueron fundamentales para el desarrollo económico de España.
Los fenicios dejaron un gran legado en España. Aún hoy en día, sus influencias se pueden ver, sentir y escuchar en diferentes partes de España. El legado de los fenicios es una prueba de la riqueza y la diversidad de la cultura española.
Los fenicios eran un pueblo de origen semítico que habitaba el oriente próximo. Se les conoce principalmente por su habilidad para el comercio, la navegación, la metalurgia y la escritura. Su ubicación exacta cambió a lo largo de los siglos, pero fundamentalmente se encontraban en la costa occidental del mar Mediterráneo, en la zona ahora conocida como Líbano y Siria. La zona a la que los griegos llamaron Fenicia era la región comprendida entre el río Litani al sur de la actual ciudad de Beirut y el monte Carmelo al norte de Haifa. La región estaba compuesta por ciudades-estado, cada una con su propia cultura y tradiciones. Estas ciudades eran Tiro, Sidón, Biblos, Arados y Gaza. Estas ciudades tenían una gran influencia en el comercio y en la navegación durante el periodo de los antiguos griegos y fenicios. Estas ciudades se especializaban en la producción y el comercio de productos como la lana, el vino y el aceite, así como en la construcción de barcos. Debido a esto, los fenicios eran conocidos como los primeros navegantes del Mediterráneo, abriendo nuevas rutas comerciales con los pueblos del mar Negro, el mar Caspio y el mar Rojo.
Los fenicios fueron una civilización antigua que entre el año 1100 a.C. y el 539 a.C. tuvo gran influencia en el Mediterráneo oriental. Esta civilización estaba formada por un conjunto de ciudades-estado que mantenían relaciones comerciales, políticas y militares entre sí. Esta civilización se caracterizaba por su destacada habilidad comercial y su espíritu emprendedor.
Los fenicios expandieron sus relaciones comerciales a lo largo de la costa sur del Mediterráneo, logrando establecer colonias en varios puntos de la Península Ibérica. De todas estas colonias, la más importante fue Tartesos. Esta colonia fue fundada por los fenicios en el año 1100 a.C. y se ubicaba en la desembocadura del Guadalquivir, en la actual provincia de Huelva.
Tartesos fue una de las principales colonias fenicias en la Península Ibérica. Esta ciudad fue el principal punto de encuentro entre los fenicios y los pueblos de Hispania. Era una ciudad comercial de gran importancia, siendo uno de los principales centros de comercio en el Mediterráneo. Los fenicios exportaban productos como el vino, el aceite de oliva, el bronce y la plata, entre otros.
Tartesos fue también una ciudad culturalmente importante, ya que los fenicios llevaron su lengua y su cultura a esta ciudad. Además, esta ciudad fue una de las principales fuentes de influencia de los pueblos ibéricos. La cultura de Tartesos fue una mezcla de culturas fenicias y autóctonas. Esta ciudad fue un importante centro comercial y cultural hasta el año 539 a.C., cuando fue conquistada por los persas.
En conclusión, Tartesos fue la colonia más importante de los fenicios en la Península Ibérica. Esta ciudad fue un importante centro comercial y cultural que tuvo un gran impacto en la cultura de los pueblos ibéricos. Fue un lugar donde se mezclaron diferentes culturas para crear una nueva cultura única.
Los fenicios fueron un pueblo semita procedente de la región del Mediterráneo oriental que se asentaron en la Península Ibérica desde el siglo VIII a.C. hasta el siglo I d.C. Esta presencia está documentada en los restos arqueológicos hallados y en los textos literarios antiguos. Las principales evidencias de su presencia se localizan en la zona sureste de la Península, en la antigua Tartessos.
Los fenicios llegaron a la Península Ibérica como comerciantes, fundando colonias y estableciendo contactos con los pueblos indígenas. Estos contactos comerciales se extendieron por toda la costa mediterránea y el Atlántico. Los fenicios exportaban productos como la madera, el vidrio, el lino, el aceite y el vino, y traían consigo productos como el cobre, el estaño, el hierro, la plata y el oro.
Los fenicios fueron los primeros navegantes en navegar por el Océano Atlántico. Esto les permitió establecer contactos con las comunidades indígenas de las islas Atlánticas y establecer negocios con los pueblos de la costa occidental de la Península Ibérica. Estos contactos comerciales permitieron a los fenicios acumular grandes riquezas y conocimientos.
A lo largo de los siglos, los fenicios desarrollaron una cultura propia en la Península Ibérica, mezclando elementos de las culturas locales con sus propios elementos. Esta cultura se puede apreciar en los restos arqueológicos, como los templos y los estilos artísticos. La cultura fenicia influyó también en el desarrollo de la cultura ibérica, especialmente en los ámbitos de la navegación y el comercio.
En el siglo I a.C., los fenicios empezaron a ser suplantados por los romanos, que ocuparon la Península Ibérica y establecieron su propia cultura y organización. Los fenicios siguieron presentes en la Península Ibérica durante algunos siglos, pero finalmente se fusionaron con los demás pueblos de la región.