Alfonso II fue el rey de Asturias entre los años 791 y 842. Fue uno de los primeros monarcas hispanos, gobernando en el territorio que hoy es España. Su reinado fue uno de los más importantes de la época, marcando el comienzo de una monarquía cristiana en el país.
Alfonso II fue enterrado en la iglesia de San Salvador de Oviedo, una de las principales catedrales de la región. Tras la muerte del rey, sus restos fueron llevados a esta iglesia y allí se encontraron durante siglos.
Sin embargo, en el año 1878, durante la reforma de la catedral, los restos de Alfonso II fueron desenterrados y trasladados al monasterio de San Vicente de Oviedo. Se sabe que los restos fueron colocados en el mausoleo en el año 1882, pero el lugar exacto no se conoce con exactitud.
En el año 2005 se realizaron algunas pruebas para intentar localizar los restos de Alfonso II, pero los resultados no fueron concluyentes. Se sospecha que pueden haber sido trasladados a otro lugar, pero no se ha podido determinar con certeza. Por lo tanto, hasta la fecha, los restos del primer rey de Asturias siguen siendo un misterio.
Los primeros reyes de Asturias fueron los reyes visigodos Witiza, Wittiza y Recaredo I, quienes reinaron entre los años 718 y 739. Estos reyes gobernaron la región asturiana hasta que fue conquistada por los musulmanes en el siglo VIII. Se desconoce el lugar donde fueron enterrados estos reyes.
En el año 739, con la llegada de los musulmanes, fue coronado el rey Pelayo I, el primer rey de Asturias autóctono. Pelayo fue el primer rey en ser enterrado en el Monasterio de San Salvador de Covadonga, lugar que fue considerado como el origen de la Reconquista cristiana.
Durante los siglos siguientes, la mayoría de los monarcas asturianos fueron enterrados en el Monasterio de San Salvador de Covadonga, como Alfonso II el Casto, Alfonso III el Magno, Alfonso IV el Monje o Ramiro I.
Sin embargo, hay algunos reyes asturianos que no fueron enterrados en el Monasterio de Covadonga, como el rey Alfonso el Católico, que fue enterrado en el Monasterio de San Isidoro de León. Otro ejemplo es el rey Alfonso V el Noble, que fue enterrado en el Monasterio de San Juan de la Peña, en Zaragoza.
En conclusión, la mayoría de los reyes asturianos fueron enterrados en el Monasterio de San Salvador de Covadonga, aunque algunos de ellos no fueron enterrados allí.
La Catedral de Oviedo es una de las principales iglesias de Asturias y uno de los principales centros de peregrinación de la región. El edificio se remonta al siglo XII y ha sido testigo de grandes hitos históricos. Esta catedral fue el lugar en el que se coronaron los reyes asturianos y es el centro de culto cristiano más importante de la región.
Durante la construcción de la catedral se han ido enterrando a personajes importantes de la historia asturiana. Entre ellos se encuentran Alfonso II el Casto, Alfonso III el Magno, Ramiro I el Monje, Bermudo III el Grande y Alfonso X el Sabio. Estos monarcas son considerados como los principales fundadores de la Asturias medieval y su sepultura en la catedral es una prueba de su importancia.
Además de los reyes asturianos, en la cripta de la Catedral también se encuentra enterrado el obispo Pelayo (siglo X), el cual fue el encargado de la construcción de la catedral. Además, una de las principales atracciones de la catedral es la tumba de Don Pelayo, el legendario héroe de la Reconquista cristiana de España.
Otros personajes importantes enterrados en la Catedral de Oviedo son el obispo Pelayo de Oviedo (siglo XI), el cardenal de Oviedo Gil de Albornoz (siglo XIV) y el rey Alfonso IX de León (siglo XIII). También hay enterrados algunos miembros de la familia real asturiana, como el infante don Luis de la Cerda, el infante don Fernando de la Cerda y el infante don Alfonso de la Cerda.
La Catedral de Oviedo es uno de los principales monumentos de Asturias y uno de los lugares más sagrados de la región. Esta catedral es una prueba de la importancia de los reyes asturianos y de los principales personajes de la historia asturiana. La sepultura de estos personajes en la catedral es una prueba de su importancia y un recordatorio de las grandes hazañas de los reyes asturianos.
El Camino de Santiago es una antigua ruta religiosa que ha atraído a los peregrinos durante siglos. Esta ruta está ligada a la historia de España y muchos reyes han contribuido a su construcción y mantenimiento. Uno de los reyes más destacados fue el rey Alfonso II de Asturias, quien a principios del siglo IX fue uno de los primeros en establecer el Camino de Santiago como una ruta religiosa.
Alfonso II, también conocido como el Casto, fue uno de los reyes más poderosos de su época y fue el rey de Asturias desde el año 791. Durante su reinado, él y su esposa, la reina Urraca, expandieron el poder de la monarquía asturiana y consolidaron el territorio. Además, Alfonso II fue uno de los primeros reyes en establecer el Camino de Santiago como una ruta religiosa.
Mientras gobernaba, Alfonso II fundó monasterios, promovió la construcción de iglesias y estableció una red de caminos que conectaban el norte de España con el sur. Esto ayudó a los peregrinos a hacer su viaje a Santiago de Compostela en el noroeste de España, y fue el comienzo de la ruta que hoy conocemos como el Camino de Santiago. Alfonso II fue un gran promotor de la cultura cristiana y de la religión católica en España, y su contribución al Camino de Santiago es una de las razones por las que se le honra como uno de los reyes más importantes de España.
Alfonso II fue un monarca español que gobernó desde el año 1179 hasta 1214 y fue el segundo rey de la dinastía de los Reyes Católicos. Nació en Sevilla, en el año 1155, siendo hijo del rey Alfonso VII de Castilla y León y de su segunda esposa Berenguela de Barcelona. A la edad de 12 años, Alfonso II heredó el trono de su padre y se convirtió en rey de la Corona de Castilla.
Durante su reinado, Alfonso II consiguió la independencia de los reinos de Castilla, León, Extremadura y Toledo. También consolidó la unión de muchos señoríos y territorios a través de la firma de un tratado con el reino de Aragón, firmado en el año 1179.
Alfonso II también fue un guerrero muy valiente y un gran estratega. Luchó contra los moros por la recuperación de los territorios establecidos en las fronteras, así como contra los señores nobles que se oponían a su reinado. Esta campaña militar le valió el título de "el Casto".
Alfonso II falleció en la ciudad de Sevilla, el 23 de enero de 1214, a la edad de 59 años. Su cuerpo fue enterrado en el convento de San Isidoro, en León. Después de su muerte, su hijo Fernando III le sucedió como rey de Castilla y León.