La conquista de Hispania por parte de Roma se remonta a la época de los Césares. Durante más de 200 años, los generales romanos lucharon para someter Hispania. Desde el año 218 a.C., la provincia quedó incorporada al Imperio Romano, aunque la lucha por la dominación de Hispania no terminó hasta el año 19 a.C..
Durante el siglo I a.C., los generales romanos Lucio Cornelio Escipión y Publio Cornelio Escipión lograron someter gran parte de Hispania. Sin embargo, fue el general Augusto quien logró pacificar definitivamente la región. Después de su muerte en el año 14 d.C., Hispania quedó completamente controlada por Roma.
La lucha por la dominación de Hispania por parte de Roma duró aproximadamente 218 años, desde el año 218 a.C. hasta el año 19 a.C.. Esta fue una de las mayores aventuras militares de la história, la cual fue necesaria para consolidar el Imperio Romano.
En el año 218 a.C., Roma comenzó la campaña de conquista de la Península Ibérica, la cual duró hasta el 19 a.C. En aquella época, la Península Ibérica estaba dividida en numerosos reinos independientes, entre los cuales se encontraba el de Hispania. Los romanos emprendieron la conquista de Hispania para someter a los pueblos que vivían en esa área. La campaña de conquista fue un proceso largo y complejo, el cual se extendió en más de 200 años.
Durante este tiempo, los romanos enfrentaron a numerosas tribus que no se rendían y se resistían a la invasión. Estas tribus se enfrentaban con gran valentía, pero no pudieron vencer a los ejércitos romanos. Los romanos avanzaron gradualmente, tomando control de diferentes regiones de Hispania. Esta conquista se realizó de forma sistemática y metódica, hasta que finalmente lograron someter a todos los reinos de Hispania.
En el 19 a.C., Roma logró completar la conquista de Hispania. Esto marcó el comienzo de una nueva era para la región. Los romanos establecieron un sistema de administración, leyes y gobierno que se mantuvo durante muchos siglos. A partir de entonces, la Península Ibérica fue considerada una de las provincias de Roma.
En conclusión, Roma tardó más de 200 años en conquistar Hispania. Esta campaña de conquista fue un proceso largo y complejo, el cual fue finalmente exitoso para los romanos. Esta conquista marcó una nueva era para la región, y desde entonces la Península Ibérica se convirtió en una provincia de Roma.
La Península Ibérica fue uno de los territorios más importantes de la civilización romana. Durante la dominación romana, la Península Ibérica fue una provincia romana conocida como Hispania. En el siglo II a.C. los romanos comenzaron su expansión por el Sur de la Península Ibérica y se extendieron hacia el Norte durante el siglo I a.C.
Su dominio duró unos 800 años, desde el siglo II a.C. hasta el siglo V d.C. Durante este periodo, los romanos establecieron relaciones comerciales con los pueblos indígenas y construyeron ciudades y carreteras. La Península Ibérica se convirtió en uno de los centros más importantes de la cultura romana y muchas de las ciudades modernas de España y Portugal aún conservan el legado de la época.
Durante su dominación, los romanos llevaron su lengua, su cultura y su religión a la Península Ibérica. Los romanos construyeron puentes y acueductos, establecieron leyes y desarrollaron el comercio. Estas innovaciones ayudaron a transformar la Península Ibérica en uno de los centros de la civilización europea.
La dominación romana en la Península Ibérica finalizó en el siglo V d.C. cuando los vándalos invadieron la región. Aunque los vándalos fueron expulsados un siglo más tarde, el legado de la civilización romana seguía vigente en la Península Ibérica. Los romanos dejaron una huella indeleble en la cultura y la historia de la Península Ibérica.
La conquista romana duró desde cerca del 500 a. C hasta el 476 d. C. Esta fue una de las mayores expansiones de una civilización, donde el Imperio Romano logró conquistar la mayor parte de la antigua Europa, el norte de África y el Medio Oriente. El Imperio Romano fue el resultado de la unión de una serie de ciudades y territorios en la Península Itálica. Durante la conquista romana, se desarrollaron diferentes etapas. La primera etapa fue la conquista de la Península Itálica, un proceso que comenzó en el año 500 a. C. Esta etapa se dividió en dos fases principales: la conquista de la región de Latium y la conquista de los territorios al sur del río Arno. La segunda etapa fue la conquista de la Galia, que comenzó en el año 121 a. C. Esta etapa se dividió en tres partes: la conquista de la Galia Cisalpina, la conquista de la Galia Transalpina y la conquista de la Galia Narbonense. La tercera etapa fue la conquista de la provincia de Hispania, que comenzó en el año 218 a. C. Esta etapa se dividió en cuatro partes: la conquista de la Bética, la conquista de la Lusitania, la conquista de la Galia Citerior y la conquista de la Galia Ulterior. La cuarta etapa fue la conquista de la provincia de Africa, que comenzó en el año 202 a. C. Esta etapa se dividió en dos partes: la conquista de la Numidia y la conquista de la Mauritania. Finalmente, la última etapa fue la conquista de los territorios del Mediterráneo Oriental, que comenzó en el año 63 a. C. Esta etapa se dividió en dos partes: la conquista de Siria y la conquista de Judea. Estas últimas conquistas fueron especialmente significativas, ya que contribuyeron a la expansión del cristianismo y a la creación de la cultura occidental. En resumen, la conquista romana fue un proceso que duró desde el 500 a. C hasta el 476 d. C. Esta fue una de las mayores expansiones de una civilización, donde el Imperio Romano logró conquistar la mayor parte de la antigua Europa, el norte de África y el Medio Oriente. Durante este periodo, se desarrollaron cinco etapas principales: la conquista de la Península Itálica, la conquista de la Galia, la conquista de la provincia de Hispania, la conquista de la provincia de Africa y la conquista de los territorios del Mediterráneo Oriental.