Los árabes estuvieron presentes en la Península Ibérica desde el año 711, cuando el Califa de Damasco, Al-Hakam I, envió un ejército dirigido por el General Musa bin Nusayr para someter los territorios hispanos a la dominación musulmana. El ejército musulmán procedente del norte de África conquistó el territorio en un tiempo récord y se asentaron definitivamente en la Península, estableciendo sus propias leyes conocidas como "La Ley Musulmana".
Los árabes estuvieron en España durante 800 años, hasta finales del siglo XV, cuando los Reyes Católicos reconquistaron Granada, la última ciudad que quedaba bajo dominio musulmán. Los árabes dejaron una huella indeleble en la cultura española, especialmente en la arquitectura, la gastronomía, la lengua y la filosofía. Esto se puede apreciar en la arquitectura de los monumentos más emblemáticos, como la Alhambra de Granada, el Alcázar de Sevilla y el Mezquita de Córdoba.
Durante los 800 años de presencia árabe, se establecieron lazos de convivencia entre los musulmanes y los cristianos, lo que llevó a que se desarrollase una cultura mestiza que combina elementos de la cultura musulmana y cristiana. Esta cultura también se refleja en la literatura y la poesía, a través de obras como El Cantar de Mio Cid, un poema épico escrito en la época de la Reconquista.
Finalmente, los árabes hicieron aportaciones importantes a la cultura española, desde la arquitectura, la gastronomía y la literatura, hasta la ciencia y la tecnología. Estos aportes han dejado un legado que perdurará para siempre en la cultura española.