El dominio romano en España comenzó en el año 218 a.C. cuando el general Aníbal invadió el territorio y estableció su control. Sin embargo, no fue hasta el año 206 a.C. cuando los romanos iniciaron su verdadera conquista.
La conquista romana de España duró más de dos siglos, finalizando en el año 409 d.C. En este periodo, los romanos lograron someter a los íberos y celtíberos, integrarlos a su cultura y establecer su poder en toda la península.
Uno de los factores que permitió a los romanos mantener su dominio en España fue la construcción de una red de carreteras y puentes que facilitó la movilización y el comercio en todo el territorio.
Cabe destacar que, durante el periodo de dominio romano, España experimentó importantes transformaciones culturales, políticas y económicas. La llegada de los romanos trajo consigo la introducción del latín, la creación de ciudades e infraestructuras como acueductos, templos y teatros.
Sin embargo, el imperio romano comenzó a debilitarse a partir del siglo III d.C., lo que provocó una gran crisis en todo el territorio. Este debilitamiento permitió que diversos pueblos germánicos comenzaran a invadir la península, lo que precipitó la caída del imperio romano y, por ende, del dominio romano en España.
El dominio romano en España duró más de dos siglos, finalizando en el año 409 d.C. Durante este periodo, los romanos lograron integrar a los íberos y celtíberos, establecer su cultura y construir importantes infraestructuras en todo el territorio. No obstante, la crisis del imperio romano permitió la invasión de diversos pueblos germánicos, provocando la caída del dominio romano en España.
La presencia romana en la Península Ibérica inició en el año 218 a.C. con la conquista de Ampurias y finalizó en el siglo V d.C. con la llegada de los pueblos germanos. El proceso de romanización fue gradual y se extendió por más de seis siglos, durante los cuales se construyeron importantes obras de infraestructura, como acueductos, puentes, calzadas y ciudades.
El fin del Imperio Romano de Occidente en el año 476 d.C. no significó el final de la presencia romana en la península. Se conservó una parte del territorio bajo el control de los visigodos, quienes mantuvieron aspectos de la cultura y la organización política romana. Fue a partir del año 711 d.C., con la invasión musulmana, cuando se inició un nuevo capítulo en la historia de la Península Ibérica, que desplazó la influencia romana por la musulmana.
La caída del Imperio Romano de Oriente en el año 1453 marcó el fin definitivo del poder romano en todo el mundo conocido. A pesar de esto, la influencia romana en la cultura occidental sigue siendo significativa, como se puede apreciar en el idioma, la literatura, la arquitectura y muchos otros aspectos de la vida moderna.
Roma tardó alrededor de dos siglos en conquistar la Península Ibérica. Los romanos iniciaron la conquista en el año 218 a.C. con la invasión de la ciudad de Sagunto, ubicada en la costa este de la actual España.
Durante este proceso, Roma se enfrentó a una fuerte resistencia por parte de diferentes pueblos íberos y celtas que habitaban la península. Sin embargo, el ejército romano logró obtener diversas victorias estratégicas y establecer un dominio sobre diferentes regiones de la península.
Finalmente, en el año 19 a.C., el emperador Augusto logró conquistar los últimos reinos en la Península Ibérica y establecer la provincia romana de Hispania. A partir de ese momento, Roma mantuvo el control sobre la península hasta la caída del Imperio Romano en el año 476 d.C.
En resumen, la conquista de la Península Ibérica por parte de Roma fue un proceso prolongado que duró aproximadamente dos siglos, y que estuvo marcado por la resistencia de diferentes pueblos íberos y celtas. Sin embargo, finalmente Roma logró establecer un dominio sobre la península, una conquista que duraría más de cuatrocientos años.
La pregunta sobre quién expulsó a los romanos de la Península Ibérica no tiene una respuesta clara. Aunque se sabe que la presencia romana en la región fue significativa, hubo varias fuerzas que fueron contrarrestando dicha presencia. Uno de ellos fueron las invasiones de pueblos bárbaros que, junto con el declive del Imperio Romano, fueron desplazándolos gradualmente hacia el norte de África y otras partes del continente europeo.
Por otro lado, también hubo revueltas y conflictos internos dentro del propio territorio ibérico que contribuyeron a debilitar el dominio romano. Algunas de estas rebeliones fueron lideradas por pueblos indígenas como los celtíberos, los iberos y los lusitanos, que se unieron en alianzas temporales para enfrentar al invasor extranjero.
Además, también se sabe que hubo influencia de otros pueblos y culturas que ejercieron su poder en la Península Ibérica, como los visigodos, que finalmente se establecieron en la región y fundaron sus propios reinos. Esto sugiere que la caída del dominio romano fue un proceso complejo y multifacético, donde la combinación de factores internos y externos contribuyeron a expulsar a los ocupantes del territorio ibérico.
En resumen, aunque no hay una respuesta única y definitiva, se puede afirmar que la expulsión de los romanos de la Península Ibérica fue el resultado de una combinación de factores políticos, militares y culturales que interactuaron durante siglos.
Roma fue una de las ciudades más importantes en la historia de la humanidad. Fundada en el año 753 a.C., se cree que esta antigua ciudad tuvo una duración aproximada de 1.229 años.
A lo largo de su historia, Roma se convirtió en una potencia mundial. Desde sus inicios como ciudad-estado, hasta la caída del Imperio Romano en el año 476 d.C., Roma se expandió y conquistó gran parte del mundo conocido de la época.
Los romanos crearon un legado cultural, político y jurídico que ha influenciado en el mundo occidental durante siglos. De hecho, muchas de las instituciones y leyes romanas todavía rigen gran parte de la sociedad moderna.
La historia de Roma es larga y compleja, llena de momentos entretenidos y también trágicos. Desde la conquista del Mediterráneo hasta la época dorada del Imperio Romano, la ciudad de Roma fue centro de atención y una de las civilizaciones más relevantes de la historia.