La guerra civil se refiere a un conflicto interno entre dos o más facciones de un mismo país. Puede desarrollarse por diferentes motivos como disputas políticas, religiosas, raciales o sociales. Estas guerras suelen ser más intensas y sangrientas que los conflictos internacionales, ya que los contendientes comparten una misma cultura y son conscientes de la complejidad de la situación.
La causa de la guerra civil varía en función de la época y el lugar, pero generalmente se trata de problemas entre los gobernantes y los gobernados que llevan a una escalada de violencia entre ambos. La violencia suele ser resultado de una serie de años de disputas, descontento y conflicto, hasta que alcanza un punto en el que una de las partes decide tomar la iniciativa y comenzar una guerra.
Las consecuencias de estas guerras son devastadoras, ya que se producen cientos de miles de muertes, destrucción masiva de infraestructuras, destrucción de economías y migración forzosa de la población civil. Esto, unido al trauma causado por el conflicto, pueden tener consecuencias a largo plazo en la salud pública, la economía y la estabilidad política de un país.
En general, las guerras civiles no tienen una duración exacta, sino que se desarrollan a lo largo de los años y su fin depende de los acuerdos alcanzados entre las facciones. A menudo, los acuerdos de paz se alcanzan con la ayuda de terceros países o organizaciones internacionales, como la ONU. Sin embargo, a veces la guerra civil puede durar décadas, como ha sido el caso de la guerra civil siria.