La Constitución de la Segunda República Española fue aprobada el 9 de diciembre de 1931. Tras la abdicación de Alfonso XIII, el gobierno provisional presidido por Niceto Alcalá-Zamora aprobó las reformas necesarias para establecer una república democrática. Este documento fue el primer intento de España por tener una constitución moderna y acorde con los principios liberales. Esta Constitución aseguraba la igualdad ante la ley, los derechos individuales y la libertad de prensa. Estableció también que la religión oficial era la católica, aunque se garantizaba la libertad de cultos. Posteriormente, en junio de 1932 fue aprobado un decreto de Reforma de la Constitución de la Segunda República Española. Esta reforma eliminó la referencia a la religión católica como religión oficial, permitió el divorcio, y otorgó el derecho de sufragio a las mujeres. La Constitución de 1931 fue abolida con el establecimiento de la dictadura franquista en 1939.