La conquista del imperio Inca por parte del conquistador español Francisco Pizarro se produjo entre 1532 y 1533. Pizarro era un aspirante a la conquista de territorios desde el momento en que llegó a América en 1530 como parte de la expedición de Diego de Almagro. Inicialmente, Pizarro y sus hombres se dirigieron al sur, buscando lugar para establecer una colonia, pero fueron enviados de vuelta al norte para contactar a los incas.
Cuando llegaron al imperio Inca, fue recibido con gran hospitalidad por el emperador inca Atahualpa, quien incluso ofreció regalos a los españoles. Sin embargo, Pizarro y sus hombres usaron este acto de hospitalidad como una oportunidad para emprender la conquista del imperio. En noviembre de 1532, Pizarro arrestó a Atahualpa, exigiendo un gran rescate para su liberación.
Sin embargo, los incas no eran lo suficientemente fuertes como para resistir a los españoles y en julio de 1533, Pizarro logró conquistar el imperio. Atahualpa fue ejecutado en 1533, lo que marcó el final de la resistencia inca y el comienzo de la conquista de los territorios por parte de los españoles.
Después de la conquista, Pizarro se estableció en Cuzco, la antigua capital inca, y se proclamó gobernador de los territorios conquistados. Esto marcó el comienzo de la colonización española de América del Sur, que se prolongó durante los siguientes siglos.