Al-Ándalus fue el nombre que recibió la península ibérica durante el dominio musulmán. Córdoba fue la primera capital de Al-Ándalus en el siglo VIII, justo después de la conquista musulmana de la península ibérica. La elección de Córdoba como capital no fue casualidad, ya que esta ciudad tenía una posición estratégica en el centro de la península ibérica y estaba atravesada por el río Guadalquivir, lo que permitía un fácil acceso a través del río. Durante el reinado de Abderramán III en el siglo X, Córdoba se convirtió en uno de los centros culturales y económicos más importantes de Europa, rivalizando en esplendor con Constantinopla y Bagdad. La Mezquita de Córdoba es uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad y uno de los ejemplos más impresionantes de la arquitectura islámica en España. En resumen, la primera capital de Al-Ándalus fue Córdoba, una ciudad que desempeñó un papel fundamental en la historia y el desarrollo cultural de la península ibérica durante el dominio musulmán.
Al-Andalus fue el territorio que ocupó la Península Ibérica durante la Edad Media bajo el dominio musulmán. Esta región estuvo dividida en diferentes provincias, cada una con su propio gobernador. Sin embargo, había una ciudad que se destacaba como la capital de al-Andalus: Córdoba.
Córdoba fue fundada en el siglo IX por los musulmanes y pronto se convirtió en un importante centro cultural y político. Fue durante el reinado del califa Abd al-Rahman III que Córdoba se estableció como la capital de al-Andalus en el año 929. Abd al-Rahman III unificó las diferentes provincias y estableció la ciudad como un punto central del califato de Córdoba.
Córdoba se convirtió en una ciudad de gran riqueza y esplendor, llena de palacios, mezquitas y jardines. La Mezquita-Catedral de Córdoba es un ejemplo icónico de la arquitectura musulmana en España y es considerada una de las maravillas del mundo.
La capital de al-Andalus también fue un importante centro económico, comercial y de influencia cultural en Europa. Los califas de Córdoba patrocinaron la creación de importantes obras literarias y científicas, como el famoso Libro de los Juegos.
Después de la caída del califato de Córdoba en el siglo XI, la Península Ibérica se dividió en pequeños reinos y la capital de al-Andalus cambió varias veces. Sin embargo, Córdoba siempre se mantuvo como un importante centro cultural y turístico, y su historia como capital de al-Andalus sigue siendo una parte importante de su patrimonio cultural.
La capital de al-Andalus en la época musulmana fue la ciudad de Córdoba, situada en el centro de la península ibérica. Fue fundada en el siglo VIII por el emir Abderramán I, que la convirtió en capital de su emirato independiente.
Córdoba se convirtió en la ciudad más grande y próspera de al-Andalus y, durante el califato de Abderramán III (929-961), alcanzó su época de gloria. En ese momento, era una de las ciudades más grandes del mundo y centro de la cultura y la ciencia de la época.
Entre las grandes obras construidas en Córdoba durante el califato destacan la Mezquita-Catedral, que se convirtió en símbolo de la ciudad, y el Palacio de Medina Azahara, que fue considerado una de las siete maravillas del mundo en su época.
Tras la caída del califato, varias ciudades como Sevilla y Granada se convirtieron en capitales de al-Andalus en momentos distintos. Sin embargo, la ciudad de Córdoba siempre se mantuvo como el centro de la cultura y la ciencia en la península ibérica durante la época musulmana.
En el siglo XIII, el Reino nazarí de Granada se convirtió en el último bastión del Islam en la península ibérica. Después de siglos de invasiones, conflictos y guerras, al-Andalus estaba a punto de sucumbir ante el avance cristiano. Sin embargo, Granada logró sobrevivir durante dos siglos y medio más gracias a la astucia de sus gobernantes y a la cooperación con la Corona de Castilla.
En el año 1238, el sultanato de Granada trasladó su capital de Jaén a Granada. Esta ciudad se había convertido en el centro cultural y político del reino, gracias a la construcción de la Alhambra, el palacio fortificado que se erige en lo alto de una colina y que se convirtió en el símbolo de la resistencia nazarí.
La capital granadina fue la última en caer ante los Reyes Católicos en 1492. La rendición de Boabdil (Abu Abdullah Muhammad XII), el último sultán nazarí, marcó el fin definitivo de la presencia musulmana en la península ibérica. A partir de ese momento, el cristianismo se estableció como la religión dominante y la cultura islámica empezó a desaparecer.
Antes de que al-Andalus fuera llamada así, esta región en la península ibérica tuvo otros nombres. Uno de ellos fue Tartessos, que según algunos historiadores, habría sido la primera civilización que habitaría la zona.
Otro nombre que se le dio a esta región sería Bética, que proviene del nombre que los romanos le dieron a su provincia en la península ibérica. Durante la época visigoda, se conocería como Spania, la cual englobaría gran parte de la península.
Finalmente, ya durante la llegada de los musulmanes a la península, esta región pasaría a ser conocida como al-Andalus, que sería un término que comprendería parte de la península y también del Magreb, donde se encontraban algunas provincias dependientes del Imperio Omeya. Este nombre persistiría hasta la llegada de los Reyes Católicos y la formación del estado español.