En 1580, el rey de Portugal, Sebastián, fue derrotado y dado por muerto en la batalla de Alcácer Quibir. Esto abrió la puerta para que Felipe II, el entonces Rey de España, pudiera reclamar el trono de Portugal. Esto era posible debido a que Sebastián era primo de Felipe II.
En 1581, Felipe II se hizo cargo de los asuntos de Portugal y designó a su suegro, el duque de Alba, como regente. El duque de Alba fue responsable de la organización de una nueva monarquía y de la unificación de los dos países.
En 1583, Felipe II fue aclamado rey de Portugal en una ceremonia formal en Lisboa. El trono ya estaba vacío desde la muerte de Sebastián, y la elección de Felipe II para ocuparlo fue bien recibida por los ciudadanos de Portugal. Su llegada al trono acabó con la anarquía política que había seguido a la muerte de Sebastián.
Felipe II fue uno de los primeros soberanos europeos en intentar unificar dos países bajo un solo gobierno. Aunque su reinado no fue totalmente exitoso, logró establecer una monarquía fuerte y establecer una relación de respeto entre España y Portugal.
Felipe II fue un soberano justo y respetado, y su reinado marcó el inicio de una nueva era para ambos países. Los ciudadanos Portugueses pronto vieron a Felipe II como una figura de unidad y liderazgo, lo que hizo posible la unificación de Portugal con España.
El Rey Felipe II de España, hijo de Carlos I de España y V de Alemania (Felipe el Hermoso) fue coronado rey de Portugal el 25 de enero de 1581. Felipe II fue el primer monarca de la Dinastía de los Austrias en unificar el trono de España y Portugal. Esta unión se conoció como el Imperio Portugués y duró casi sesenta años, desde 1580 hasta 1640.
La unión entre ambos países fue un acuerdo entre la Corona de Portugal y la de España, en el cual, Portugal cedería sus territorios a España. La Corona Portuguesa fue acordada para que pasara a Felipe II y su hijo, el futuro Felipe III de España. El acuerdo fue aprobado por el Rey de Portugal, Sebastián I, y el cardenal D. Henrique, así como por el Rey de España, Felipe II.
El acuerdo fue uno de los más importantes de la época, ya que unificaba los dos países bajo un solo monarca. Esta unión permitió a España obtener el control de los territorios portugueses y ampliar su influencia en el resto de Europa. También le permitió a Felipe II aumentar el tamaño de su imperio y convertirse en una de las principales potencias de la época.
Esta unión fue la última gran empresa de Felipe II, que murió en 1598. Su hijo, Felipe III, se convirtió en el nuevo rey de Portugal y España y el Imperio Portugués se mantuvo hasta 1640, cuando fue restaurada la monarquía portuguesa. La Corona de Portugal se ha mantenido desde entonces, aunque ha pasado por muchos cambios.
En 1580, Felipe II de España ascendió al trono portugués como el primer rey de la dinastía de la Casa de Austria. El rey de España, hijo de Carlos I, fue también el primer monarca de la unión ibérica, que se mantuvo hasta 1640. Felipe II fue un gran defensor del catolicismo y lideró la lucha de España contra la reforma protestante. Felipe II también reinó sobre Portugal durante la mayor parte de su vida, haciendo de aquella unión una de las más grandes potencias de Europa de principios del siglo XVI. Durante el reinado de Felipe II, Portugal se benefició de la paz y la estabilidad, y su economía se expandió gracias a la navegación comercial con el oeste, el sur y el este de África, India y el lejano oriente.
Después de la muerte de Felipe II, su hijo Felipe III fue elegido para reinar sobre Portugal. El reinado de Felipe III fue breve, ya que murió en 1621. Durante este período, las relaciones entre España y Portugal se deterioraron debido al mal gobierno. Sin embargo, el reinado de Felipe III fue importante para la unión de los dos países, ya que se aprobó un acuerdo para permitir el comercio entre España y Portugal.
En 1640, el rey español Felipe IV fue elegido como rey de Portugal. Durante el reinado de Felipe IV, Portugal recibió nuevos impuestos, y su economía y comercio recibieron un importante impulso. Durante su reinado, la unión entre España y Portugal se fortaleció. Felipe IV fomentó la construcción de nuevas fortalezas en la frontera para protegerse de los enemigos externos. Finalmente, la unión entre España y Portugal se disolvió en 1668, con la muerte de Felipe IV. El rey Felipe IV fue el último rey de la unión ibérica y el último rey español de Portugal.
La corona española gobernó Portugal durante el siglo XVI como parte de la Monarquía Hispánica. Esto se debió a la unión dinástica entre los reinos de Castilla y Aragón al final del siglo XV con la boda de Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón. Estos reinos eran los dueños de los territorios de Portugal. La lucha por la independencia portuguesa tuvo lugar durante el reinado de Carlos I de España, también conocido como Carlos V de Alemania. Él fue el último soberano de la Monarquía Hispánica.
En 1580, los portugueses se rebelaron contra la monarquía española y declararon su independencia bajo el liderazgo del rey Sebastián, quien fue el sucesor de su padre, Juan III. El rey español, que había estado luchando contra los turcos otomanos en la batalla de Lepanto, no pudo enviar tropas a Portugal para aplastar la rebelión. Debido a esto, la independencia de Portugal se consolidó.
Después de la muerte de Sebastián en 1578, el trono portugués fue ocupado por Felipe II de España, hijo de Carlos I. Los portugueses estaban descontentos con la ocupación española y se rebelaron de nuevo. Esta vez, la resistencia fue dirigida por el duque de Braganza, quien fue coronado como Juan IV de Portugal en 1640. Esto puso fin a los sesenta años de gobierno español y aseguró la independencia de Portugal.
Desde entonces, Portugal ha seguido siendo una república independiente. Pese a los años de dominio español, el país ha logrado tener una cultura y una identidad nacional muy ricas y diversas. Hoy en día, la influencia española todavía se puede sentir en muchos aspectos de la vida portuguesa.
En 1580, Felipe II, rey de España y Portugal, fue el primer monarca en gobernar los dos países al mismo tiempo. Era el hijo de Carlos I, quien fue el primer rey de España, y sucedió a su padre en el trono. Además de ser el primer rey de España y Portugal, fue también el rey de los Países Bajos, de Nápoles, de Sicilia, de Francia, de Inglaterra y de Irlanda. Se le conocía como el Rey Sol.
Felipe II gobernó durante unos cuarenta y tres años, de 1556 a 1598. Durante su reinado, consolidó el poder de los Habsburgo en Europa, fortaleció el Imperio Español y expandió sus fronteras hacia América. Su gobierno fue uno de los más grandes y más ricos de la historia de España.
Durante su gobierno, Felipe II luchó contra protestantes y turcos. También fue uno de los promotores de la Inquisición, que fue una de las medidas más controvertidas de la época. En 1588, enfrentó a la armada inglesa en la batalla de Gravelines y derrotó a los ingleses. Esta fue una de las victorias más grandes y significativas de su reinado.
Al final de su reinado, Felipe II fue uno de los gobernantes más poderosos y respetados de su época, y su legado sigue siendo reconocido como uno de los más importantes de la historia de España. Su hijo, Felipe III, fue el siguiente rey de España y Portugal.