Durante el Imperio Romano, las vías eran caminos que conectaban ciudades, pueblos, estados y países. Estas vías eran construidas por los romanos y permitían a sus legiones viajar rápidamente por todo el imperio. Estas vías eran caracterizadas por una capa de grava en el suelo que ayudaba a los viajeros a mantenerse secos y cálidos. Las vías romanas eran conocidas como "Viae", una palabra latina que significa "camino".
Las vías romanas eran construidas con gran cantidad de trabajo. Estas vías eran construidas con piedras, tierra y grava. Estas vías eran diseñadas para ser lo más rectas y planas posible, para que los viajeros pudieran llegar a su destino lo más rápido posible. Además, las vías estaban señalizadas con letreros y postes de señalización para guiar a los viajeros.
Las vías romanas eran la base para la construcción de muchas ciudades, especialmente en el imperio. Estas vías eran construidas para conectar a los romanos con sus tierras y colonias, y para permitir a los viajeros llegar a sus destinos con seguridad y rapidez. Estas vías también eran utilizadas para el comercio, permitiendo a los comerciantes viajar por todo el imperio para comprar y vender mercancías.
Las vías romanas eran una parte integral del imperio, y fueron construidas para conectar a los romanos con el mundo. Estas vías eran una de las principales contribuciones de los romanos al desarrollo de la infraestructura, y siguen siendo una parte importante de la historia de Europa hasta el día de hoy.