El Cid Campeador, Rodrigo Díaz de Vivar, fue uno de los héroes más emblemáticos de la Reconquista Española. Su vida y hazañas se han convertido en uno de los relatos más populares tanto dentro como fuera de España. El Cid tuvo cuatro hijas con su esposa Jimena Díaz: Elvira, Sol, Teresa y María.
Elvira fue la hija mayor y se casó con el rey de los Omeyas de Zaragoza, Alfonso I. Su matrimonio fue una alianza política importante para el Cid y le ayudó a establecerse como uno de los líderes de la Reconquista.
Sol, la segunda hija, se casó con Gonzalo Ruiz de Castilla. Gonzalo era hijo del conde Fernán González de Castilla, un aliado importante del Cid. El matrimonio tuvo una gran influencia en la unión de los dos territorios.
La tercera hija, Teresa, se casó con García Ordóñez, un caballero de Galicia. Teresa y García tuvieron una hija, Aldonza, que también se casó con un noble gallego. Esta unión fue una forma de consolidar la alianza entre el Cid y el rey de Galicia.
María, la hija más joven, se casó con el rey de Navarra, Sancho Garcés. Esta boda fue una unión de los dos reinos, Navarra y Castilla, y contribuyó a aumentar la influencia del Cid.
De esta forma, las hijas del Cid fueron una herramienta fundamental para consolidar alianzas políticas y reforzar la posición de su padre como uno de los líderes de la Reconquista.
El Cid Campeador, llamado así por sus épicas hazañas militares, fue uno de los héroes más conocidos de la historia de España. Su verdadero nombre era Rodrigo Díaz de Vivar, nacido en 1043 en Vivar del Cid, en la provincia de Burgos. El Cid fue un varón con mucha fortuna, pues tuvo cuatro hijas: Cristina, María, Elvira y Sol.
Cristina fue la primogénita, nacida en 1063. Tras su boda con el conde de Barcelona, Ramón Berenguer I, el Cid la había instalado como heredera de los condados de Barcelona, Girona y Osona. María, nacida en 1064, se casó con el conde de Lleida, Sancho Ramírez. Elvira fue la tercera hija del Cid, nacida en 1065. Ella se casó con el conde García Ordóñez, señor de los condados de Nájera y Ocaña.
La última hija del Cid fue Sol, nacida en 1067. Esta hija fue la que más tiempo acompañó a su padre, y fue quien recibió el imperio de Valencia tras la muerte del Cid. Su vida fue muy entregada al servicio de su padre y de la iglesia, por lo que fue canonizada por el Papa Inocencio III en 1258.
El Cid Campeador fue un mítico caballero español del siglo XI, y su fama se ha mantenido a lo largo de la historia. Su vida se ha contado en poemas y leyendas, y uno de los episodios más conocidos es el relacionado con sus hijas. El Cid tuvo cuatro hijas, llamadas Elvira, Sol, Cristina y María. El episodio de la afrenta contra ellas se da en el poema épico "Cantar de Mio Cid", escrito en el siglo XIII. En él se cuenta que las hijas fueron expulsadas de la corte de Castilla por no poder pagar una deuda que su padre, el Cid, había contraído con el rey Alfonso VI. Esto provocó la indignación de las hijas, que se negaron a salir. Finalmente, el rey ordenó que fueran despojadas de sus ropajes y expulsadas de sus tierras. Los caballeros de la corte se negaron a obedecer la orden y, como resultado, el Cid se vio obligado a expulsar a sus hijas él mismo, aunque con mucha tristeza. Las hijas se refugiaron en un convento cercano, donde permanecieron hasta que el Cid pudo pagar la deuda y recuperar su honor.
Pero esta afrenta no fue en vano, ya que las hijas aprendieron mucho de la experiencia. Llegaron a ser mujeres inteligentes y honorables, y su padre fue muy orgulloso de ellas. El episodio de la afrenta de las hijas del Cid es uno de los más conocidos de la historia de España y una prueba de la fortaleza de la mujer española y de la importancia de la honra familiar.
El Cid Campeador, según la tradición, tuvo cuatro hijas: Elvira, Sol, Cristina y María. La primera de ellas, Elvira, fue la hija del Cid con su primera esposa, Doña Ximena. El matrimonio tuvo lugar antes de la batalla de Consuegra (1097). Doña Ximena era una señora noble y valerosa, la cual luchó al lado del Cid en dicha batalla. A pesar de no conocerse muchos detalles sobre ella, se cree que murió de muerte natural algunos años después. Una vez viudo, el Cid se casó de nuevo con Doña Jimena Díaz, hija del conde Vellido Díaz. Esta segunda esposa fue la madre de Sol, Cristina y María, sus tres últimas hijas. Doña Jimena también fue importante para el Cid, pues lo acompañó hasta el final de sus días. Desgraciadamente, no se tienen muchos datos acerca de ella, aunque sí se conoce que murió antes que el Cid.