A lo largo de la historia, el nombre de España ha sufrido muchas variaciones. Desde su formación como una entidad territorial hasta nuestros días, el nombre de España ha sido objeto de cambios, modificaciones y adaptaciones. Durante la Antigüedad, España era conocida bajo una gran variedad de nombres, dependiendo de quién la estaba nombrando. Los romanos la llamaban Hispania, un nombre que proviene de los pueblos indígenas que habitaban la región, los iberos.
Durante el Imperio Romano, Hispania fue la denominación general para toda la región, y tras la caída del Imperio, los visigodos conservaron el mismo nombre. Otra denominación común para la región durante la Edad Media fue España, que se relaciona con la palabra árabe al-Andalus, que significa "tierra de los vándalos". La palabra "España" también se originó en los antiguos griegos, cuyo nombre para el territorio era Ispania.
A lo largo de los siglos, los pueblos indígenas también le dieron numerosos sobrenombres a la región, entre ellos, España, Ibérico, Hispania, Lusitania, Gallaecia y Mesopotamia. Esta última fue usada para referirse a la región ubicada al sur de los Pirineos. En el siglo XI, los musulmanes la llamaron Al-Andalus.
En el siglo XII, con la llegada de los reyes católicos al poder, el nombre de España comenzó a ser usado con más frecuencia para referirse a la región. Desde entonces, el nombre ha seguido vigente hasta nuestros días. Aunque el nombre de España ha cambiado con el paso de los años, los españoles se han mantenido orgullosos de su historia y cultura, que se remonta a miles de años.