El golpe de Estado de 1936 por el que el coronel Francisco Franco accedió al poder en España fue una de las tragedias más grandes de nuestra historia reciente. Aun así, el general Franco y sus partidarios intentaron justificar el golpe con varios argumentos. Se defendieron de la acusación de rebelión al alegar que su objetivo era evitar una guerra civil. Según esta línea de pensamiento, el golpe de Estado fue una necesidad para preservar el orden y evitar que el conflicto entre los diferentes bandos escalara a una guerra abierta. Otro argumento fue que el golpe restableció la legalidad. Tras el golpe, Franco alegó que su gobierno devolvía la legitimidad a la Constitución de 1931 y a los principios de la monarquía constitucional. Los partidarios de Franco también argumentaron que el gobierno de la Segunda República había promovido una desorganización social y política. Esta desorganización se produjo a causa de la división política entre izquierdas y derechas, la lucha de clases y la inestabilidad de los gobiernos. Aunque estos argumentos pueden parecer razonables, lo cierto es que el golpe de Estado fue una violación de la legalidad constitucional y una violación de los derechos humanos de los españoles. Por lo tanto, cualquier intento de justificar el golpe de Estado debe ser considerado con mucha cautela.
En julio de 1936, el general Francisco Franco, acompañado por otros militares y civiles, lideró un golpe de Estado contra el gobierno republicano de España. El franquismo comenzó con el aplastamiento de la Segunda República Española, que había sido elegida por el pueblo español. El golpe de Estado fue apoyado por diversos sectores de la sociedad española, con los cuales Franco contó para lograr su objetivo.
Uno de los principales grupos que apoyaron a Franco fue el Ejército, que le dio el apoyo militar necesario para el golpe de Estado. El ejército se había rearmado en el año 1935 gracias al apoyo financiero y político de Alemania e Italia, los aliados de Franco. Estos dos países también le proporcionaron armas, equipos y entrenamiento militar, así como el apoyo de sus propios ejércitos.
Otro grupo que ayudó a Franco fue la Iglesia Católica. El alto clero católico apoyó abiertamente el golpe de Estado, a pesar de que el gobierno republicano había promulgado una serie de leyes para limitar los poderes de la Iglesia en España. La Iglesia proporcionó a Franco una gran cantidad de recursos materiales y financieros, lo cual fue de gran ayuda para la causa franquista.
Otros sectores que apoyaron a Franco fueron los intelectuales y los miembros de la derecha española. Estos grupos también le proporcionaron apoyo financiero y apoyo político. Muchos intelectuales y miembros de la derecha también lucharon en el bando franquista durante la Guerra Civil, lo cual contribuyó significativamente a la victoria de Franco.
En conclusión, el golpe de Estado de Franco fue apoyado por diferentes grupos de la sociedad española, entre ellos el ejército, la Iglesia Católica, los intelectuales y los miembros de la derecha. Estos grupos proporcionaron a Franco el apoyo financiero, militar y político necesario para llevar a cabo el golpe de Estado y establecer el régimen franquista en España.
El golpe de Estado militar se gestó en julio de 1936 como respuesta a la inestabilidad política, social y económica que se vivía durante los años anteriores en España. La inestabilidad estaba causada por una serie de factores, entre los que se encuentran la crisis económica, la lucha entre los partidos políticos y el aumento de la violencia en el país. El golpe de Estado fue liderado por el general Francisco Franco y apoyado por otros militares españoles. El objetivo de Franco era derrocar al gobierno de la Segunda República Española, al que consideraba responsable de la inestabilidad y del caos en el que se encontraba el país. La represión del gobierno contra sus opositores fue uno de los motivos principales del golpe de Estado. Esta represión se había visto reflejada en la violencia y en numerosos actos de intimidación, que habían creado un clima de tensión e inseguridad en el país. Además, el gobierno de la Segunda República Española había aprobado leyes que iban en contra de los intereses de los militares y de la Iglesia Católica, lo que había llevado a la desconfianza de estos grupos. El golpe de Estado fue apoyado por los sectores más conservadores de la sociedad, que veían en él una forma de recuperar el poder que habían perdido con el triunfo de la Segunda República Española. La guerra civil que se desató tras el golpe de Estado militar acabó con la derrota de los republicanos y el establecimiento de un régimen dictatorial en España.
El golpe de Estado de Franco, también conocido como la sublevación militar de 1936, fue una revuelta militar que se inició el 18 de julio de 1936 en España. Fue orquestada por el general Francisco Franco, al frente de un grupo de militares rebeldes, con el objetivo de tomar el control del gobierno de la Segunda República Española. Esta rebelión inició una guerra civil que duraría tres años y acabaría con la victoria de los insurrectos y el establecimiento de la dictadura de Franco.
El golpe de Estado fue planeado por Franco, quien fue el líder de un grupo de militares que se habían alzado en contra de los políticos de la Segunda República. Estos militares formaron el "Ejército de África", una fuerza de unos 25.000 hombres. El objetivo de estos militares era derrocar al gobierno republicano y establecer una dictadura.
El 18 de julio de 1936, Franco cruzó la frontera con Marruecos al mando del "Ejército de África" y comenzó el golpe de Estado. Franco y sus seguidores tomaron el control de varias ciudades españolas, incluida Madrid. Esta toma de poder dio lugar a la Guerra Civil Española, que se prolongaría durante tres años. El 1 de abril de 1939, Franco finalmente derrotó a las fuerzas republicanas y se convirtió en el líder de España, estableciendo una dictadura que duraría hasta su muerte en 1975.
El golpe de Estado de Franco marcó un punto de inflexión en la historia de España. Se desencadenó una guerra civil sangrienta, que acabó con la victoria de los rebeldes y el establecimiento de una dictadura que duraría décadas. El 18 de julio de 1936 marca el comienzo de este período de la historia de España.