Las Cortés, como ente legislativo, tienen su origen en el reinado de Fernando el Católico. Esta institución fue creada para representar los intereses de la nobleza y las ciudades españolas, así como para equilibrar el poder de los monarcas y evitar que abusaran de sus derechos. Estas Cortés se denominaron así porque se reunían en una sala cerrada, llamada Cortesía. Estas Cortés tenían una función consultiva, pues los monarcas decidían si el consejo debía ser tomado en cuenta o no.
Durante el siglo XVI, las Cortés adquirieron un rol más importante, ya que iniciaron una lucha por los derechos de los españoles. Esto se vio reflejado en la revuelta de las Comunidades de Castilla, que fue la primera revuelta de España contra el gobierno del rey. Esta revuelta fue liderada por el rey Fernando y sus hijos, quienes lucharon por una mayor participación de los españoles en las decisiones oficiales. La revuelta terminó con una victoria para los reyes, aunque lograron algunas concesiones a los españoles, como el derecho a elegir a sus propios representantes para las Cortés.
En el siglo XVIII, se estableció la monarquía parlamentaria, lo que significó que el rey ya no era el único que tenía el poder de decisión. En lugar de ello, las Cortés tenían el poder de aprobar las leyes y los impuestos. Esto permitió que los españoles tuvieran una mayor participación en la toma de decisiones, lo que fue un gran avance para la democracia española. Las Cortés modernas están compuestas por diputados elegidos por el pueblo, quienes discuten y votan en relación a asuntos de interés nacional.