La vida cotidiana en al-Andalus durante los siglos VIII al XV era un ejemplo de convivencia entre los distintos pueblos que la conformaban, destacando el desarrollo cultural de la época, donde se mezclaban la cultura árabe, cristiana y judía. Esto permitió que la región alcanzara una gran prosperidad y un alto nivel de vida.
Los habitantes de al-Andalus disfrutaron de una sociedad altamente desarrollada, con grandes avances en la ciencia y el conocimiento, y con una buena organización administrativa. En este sentido, el gobierno de al-Andalus mantuvo una buena relación con el Imperio Bizantino, con el que intercambiaron ideas y productos.
Los andalusíes también disfrutaron de una buena salud debido al desarrollo de la medicina y la alimentación, además de un nivel de higiene personal muy alto. Muchos alimentos típicos de la región como la aceituna, el pan y la miel se consumían diariamente y eran de muy buena calidad.
Las familias andalusíes vivían en casas de adobe con patios interiores y una arquitectura muy refinada. Las personas solían reunirse en los patios, que eran los espacios más importantes de la casa, para llevar a cabo diversas actividades como reuniones familiares, juegos de mesa, etc.
En cuanto a la vestimenta, los andalusíes usaban túnicas largas, sombreros, turbantes y sandalias. Estas prendas eran de excelente calidad y de diferentes colores para diferenciar entre los varones y las mujeres. Asimismo, los hombres solían llevar espadas y alfanjes como símbolo de poder y honor.
En definitiva, la vida cotidiana en al-Andalus era muy variada y rica en cultura, con grandes avances en todos los ámbitos. Las personas disfrutaban de un nivel de vida confortable, con una buena alimentación, salud y vestimenta, además de una organización social y administrativa muy avanzada.